Cuando todo se vuelve RUTINA, nos acostumbramos a muertos, heridos, y a declaraciones nimias por parte de las autoridades de todo nivel a pesar de la existencia de normas que les obligan a cumplirlas con mayor severidad pues son de las catalogadas de Orden Público, es decir no son negociables. No exagero al afirmar que a esas normas les falta rigurosidad en su contenido como en su aplicación para que se constituyan en normas que generen respeto – temor en los posibles infractores porque podrán ser condenados a privación de la libertad y a pagar altas sumas de dinero como multas.
Al día 1 de enero de 2025, se registran 1135 lesionados por pólvora, de los cuales 331 eran menores de edad y una persona fallecida, que pasó a la estadística de violencia ( homicidios ) . No veo que exista una conciencia gubernamental y menos ciudadana para de verdad verdadera tanto la normatividad anti pólvora, como el actuar de las autoridades supere los paños de agua tibia, además no veo que exista una política educativa consciente dedicada a la prevención, todo queda como muchas otras cosas en Colombia: “letra muerta “ o el clásico “hagámonos pasito”, miramos para otro lado así queden muertos y lisiados, todo se vuelve un “deje así”, a pesar que se puede quedar lesionados de por vida.
Paradójicamente y no estoy en contra de ello, siempre les aplaudo, las entidades que más se manifiestan contra el uso de pólvora son las instituciones animalistas por las consecuencias desastrosas que sufren las mascotas, paradoja de no creer deberían ser los padres de familia buscando proteger a sus hijos menores de edad, e incluso las instituciones educativas enseñando a sus escolares sobre la no conveniencia de usar pólvora.
Si de verdad existiera voluntad política para prevenir y proteger la vida, la salud de las personas en Colombia, se debiera tratar el tema del uso de la pólvora como un tema de SEGURIDAD Y ORDEN PUBLICO, para que se revise la normatividad existente y se establezcan drásticos controles y sanciones, pero mientras éstas ideas se concretan y se deciden las autoridades a hacer cumplir la dispersa legislación, recurramos a la ética y conciencia de los padres de familia para no comprar pólvora a sus hijos menores de edad a la vez que los educan en prevención y temor de quemar pólvora; por insignificante que parezca quemar una velita romana que puede dejarlos ciegos.
Soñar no cuesta nada y de pronto alguien inicia una campaña en su entorno familiar al leer la cifra de quemados en las recientes fiestas de navidad y año nuevo.
NR: No hemos podido con la incultura ciudadana, con las autoridades de control y con los polvoreros