Para algunos ideólogos y politólogos, el devenir histórico depende de las grandes personalidades como caudillos, jefes políticos, militares, religiosos, a quienes se les rinde un culto a su personalidad, en tanto que se considera que el pueblo en general y en particular las masas populares, son apáticas, conformistas y negativas frente al progreso y desarrollo de la sociedad.
Esta visión aparente de la realidad coincide en lo fundamental con el hecho de que el pueblo continúa siendo objeto de toda clase de manipulaciones por parte de las clases dirigentes (económica y políticamente dominantes), que lo utilizan en muchas ocasiones como masa electoral disponible o como agentes de la violencia y destrucción; cuando no es que paralizan su acción en la lucha por sus derechos y reivindicaciones sociales, con toda clase de promesas demagógicas, reformistas y populistas, con las cuales logran apaciguar los ánimos de las clases que son objeto de la explotación económica, la discriminación social y de género y la exclusión política.
No obstante, la historia revela que las clases dirigentes no logran socavar del todo el papel que cumple el pueblo en el contexto universal de la historia como garante ineluctable del progreso de la humanidad, aún en aquellos momentos en que el pueblo ha tenido que enfrentar el peso de la guerra, las pandemias y hasta los embates de la naturaleza, en tanto que son innumerables las circunstancias en que el pueblo ha sido el garante de los valores de la cultura y de la civilización, en peligro de ser arrasada por la vorágine de la violencia, pero a la vez creando y elaborando diversas formas políticas y sociales que han permitido la continuidad y supervivencia de la especie humana; casi siempre ligada con la lucha social y política contra las desigualdades y desequilibrios que se presentan en la sociedad dividida en clases. Lucha esta dirigida bajo la influencia de los partidos políticos sus dirigentes que surgen de la entraña del pueblo en determinadas condiciones históricas y sociales.
El concepto de pueblo que tradicionalmente se identifica con el de población de todos los habitantes de un Estado o país, es aquella parte de la población que en determinado período histórico se halla interesada en el desarrollo progresivo de la sociedad y la instauración de un régimen social más avanzado y progresista. Y del cual forman parte diferentes clases y grupos sociales cuya composición se manifiesta en función de su situación económica y social.
Dicho concepto tiene siempre un contenido específico, siendo su núcleo principal las clases que se encuentran ligadas con su trabajo a las distintas ramas de la producción, distribución e intercambio y consumo de bienes y de la economía de los servicios, ya sea como empleados del Estado o del sector privado, además de las capas medias y populares conjuntamente con las clases que detentan el poder económico y político a través de las cuales se expresa la división de la sociedad en clases antagónicas, generándose con ello toda clase de contradicciones y conflictos sociales, que hacen más evidente la necesidad de materializar en acciones políticas y sociales, las inmensas potencialidades del pueblo para lograr que tengan las posibilidades de construir una nueva sociedad más justa, equitativa y solidaria.