León XIV, nacido como Robert Francis Prevost en Estados Unidos, representa una figura singular en la historia reciente de la Iglesia Católica. Su vida está marcada por una profunda vocación misionera que lo llevó desde Chicago hasta el Perú, donde desarrolló una intensa labor pastoral y social. En Perú, Prevost se nacionalizó y se integró profundamente a la vida eclesial del país, llegando a ser designado obispo de la diócesis de Chiclayo, una de las más importantes del norte peruano. Su paso por Perú no solo consolidó su perfil como pastor cercano a los más necesitados, sino que también le permitió comprender los desafíos de la Iglesia en América Latina, una región clave para el catolicismo global.

El reconocimiento a su labor llegó con su nombramiento como obispo y posteriormente, como cardenal. En ambos cargos, Robert Francis Prevost se destacó por su defensa de los valores evangélicos y su impulso a una Iglesia abierta, dialogante y comprometida con la justicia social. Su cercanía con el Papa Francisco fue conocida, compartían una visión de Iglesia sinodal, misionera y misericordiosa, orientada a la inclusión y a la construcción de puentes, tanto dentro de la institución como hacia el mundo.

La designación de León XIV como Papa, fue el resultado de un cónclave intenso y emotivo, celebrado en la Capilla Sixtina. Tras tres votaciones y en un ambiente de hermetismo y oración, los 133 cardenales con derecho a voto eligieron a Robert Francis Prevost como el nuevo sucesor de Pedro. La elección fue recibida con aplausos y alegría, quienes reconocieron en él a un líder capaz de afrontar los desafíos de la Iglesia contemporánea. Al término de la votación, el nuevo Papa compartió momentos de recogimiento y oración, antes de ser anunciado oficialmente al mundo.

El Papa León XIV apareció en el balcón central de la Basílica de San Pedro, saludando a la multitud con un mensaje de paz y esperanza. Rompiendo la tradición, saludó en español y recordó con emoción a su predecesor, el Papa Francisco, subrayando su deseo de dar continuidad a su legado. En su primer discurso, hizo un llamado a la unidad de la Iglesia y a la construcción de puentes mediante el diálogo y la apertura, enfatizando la importancia de una Iglesia sinodal, misionera y cercana a quienes sufren.

“Esta es la paz de Cristo resucitado: una paz desarmada, una paz desarmante, humilde y perseverante, que proviene de Dios, de Dios que nos ama a todos incondicionalmente”.

León XIV destacó la necesidad de proclamar el Evangelio en un mundo donde la fe es a menudo ridiculizada o marginada, y exhortó a los fieles a ser testigos gozosos de Jesús, siguiendo el ejemplo de Francisco. Su mensaje, cargado de simbolismo y espiritualidad, delineó una visión de Iglesia abierta, solidaria y comprometida con la paz y la justicia social.

La elección de León XIV fue vista como una señal de continuidad con el pontificado de Francisco, pero también como una apuesta por la renovación y el diálogo intercultural. Su experiencia en Perú y su nacionalización peruana lo convierten en un Papa especialmente cercano a América Latina, región que ha cobrado un protagonismo creciente en la Iglesia universal. Su entronización, prevista para el 18 de mayo, será un gran momento para consolidar su visión de una Iglesia que camina unida, abierta a todos y comprometida con los desafíos del mundo actual.

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