La votación en el Senado de la República sobre la Reforma a la Salud en la Comisión Séptima y su eventual hundimiento, ante apelación que han hecho Senadores a una subcomisión, fue fiel reflejo de lo que pasa en el país y del que el Congreso de la República no se escapa. El Presidente Gustavo Petro sigue aumentando opositores a marchas agigantadas, por decisiones equivocadas, para confrontar desde el gobierno, mientras el país se descuaderna en el orden publico, en su proyecto de PAZ TOTAL.
Las batas blancas se han sumado masivamente, a nivel de muchísimos médicos, enfermeras y personal de la salud, no pocos pacientes a la marcha del 21 de abril del 2024; los cafeteros se han sentido amenazados ante una Asamblea Nacional Cafetera que instaló el propio Presidente, haciendo pulso con la Federación Nacional de Cafeteros, elegida legítimamente inclusive con el voto del gobierno.
Los profesionales del petróleo, ingenieros y geólogos fueron minimizados en su ejercicio profesional por el Presidente de la República. Los planteamientos del gobierno en sus discursos llegaron a un punto de casi no retorno, cuando señaló a los miembros de la Comisión Séptima del Senado que enterraron la Reforma a la Salud, como delincuentes y comprados por las EPS. Eso no se dice, se prueba.
Varios fallos judiciales que no han sido del agrado del Presidente de la República inmediatamente sale a fustigar a esos Magistrados, desde el comienzo de su mandato pasó con algunos gremios económicos empezando por FENALCO, CAMACOL, Cámara Colombiana de la Infraestructura, etc.
Lo más importante de un Presidente de la República es que como la suprema autoridad administrativa de Colombia, conserve el mandato constitucional de ejercer con majestuosidad su gobierno, uniendo a sus compatriotas y por supuesto con alta dosis de mesura. Pero a Petro y sus Congresistas del Pacto Histórico, incluyendo al Director del DPS Gustavo Bolívar, se plantean ideológicamente en un punto radical, con señalizaciones injuriosas y calumniosas.
El país está estallando con el modelo de la paz total, ante el avance de la delincuencia, y de los grupos subversivos, con un Ministro de Defensa que tardíamente aparece a resolver situaciones en la provincia colombiana. Una ley de punto final con una amnistía general no está cercana en este mandato, por la experiencia que se ha tenido con las FARC, donde las víctimas fueron olvidadas o minimizadas y no aparecieron las propiedades, ni las sanciones, después de varios años del proceso de paz con la FARC y con justicia hecha a su medida.
Es muy delicado lo que pasa en Colombia alrededor de lo que tiene que ver con la delincuencia, amnistía, sanciones judiciales y condenas, donde hay crímenes de lesa humanidad.
Gustavo Petro simboliza la unidad nacional y al jurar el cumplimiento de la Constitución y de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos, por ello debe no preocuparse tanto por las elecciones del 2026 y unir al país, reactivando la economía para que crezcan los ingresos de la DIAN y se pueda avanzar en la justicia social, que es su gran postulado.