Los autodenominados grupos guerrilleros no pretenden cambiar el país o su política ni promueven reivindicaciones sociales de las comunidades, son simplemente narcotraficantes, como debemos llamarlos y lo que defienden es su territorio donde están los sembrados de coca o las vías para su exportación. Es claro que los recursos para alimentar y proveer de vestuario y armamento a su personal provienen de ese mercado o de la extorsión o el secuestro, recursos que no son pocos.
Otro eufemismo es la supuesta paz total, negociaciones que no son nada distinto a una cortina de humo para continuar exportando la coca, que tristemente para nosotros cada día tiene mayor mercado en los países con mayores ingresos que el nuestro.
A lo anterior se agrega que el negocio total de la coca, sembrarla, cosecharla, prepararla y exportarla también viene corrompiendo o vinculando al negocio a mucha población que suministra los insumos o presta otros servicios para su producción.
Los colombianos también nos preguntamos quienes fueron los expertos, por no decir científicos, que estudiaron y a qué hora todas las reformas que ha presentado el gobierno. Esas propuestas promueven el eufemismo de que en el país nada funcionaba o funcionaba mal. Pero lo que se aprecia con la reforma a la salud, que las cosas antes que mejorar han empeorado y las colas para recibir atención son cada día mayores.
Si a lo anterior se agrega el actual desgobierno nacional en todos los ámbitos, cada día estamos más en el subdesarrollo, así nuestras principales ciudades continúan creciendo en total desorden y los alcaldes con mayores problemas tratando de controlar la inseguridad y la anarquía y el país esperando el gran eufemismo del golpe blando.
A lo anterior pronto se agregará la falta de combustibles al suspender la exploración y aparecerá la necesidad de importarlos a mayor valor con el eufemismo del capitalismo fósil. Igual medidas tan absurdas como pensar que Israel sin nuestro carbón perdería la guerra y ahora lo compra más barato en otro mercado. Con esa medida perdimos la oportunidad de recibir mensualmente unos buenos millones de dólares.
Bien haríamos en dejarnos de eufemismos y podríamos comenzar a cambiar las cosas empezando por llamarlas por su nombre.
Como vamos, vamos mal, decía la loca que arrastraban cogida del pelo.