Tanto el urbanismo, como el paisajismo, la arquitectura, el diseño y la construcción eran oficios que se aprendían trabajando con maestros, pero desde el siglo XX ya son profesiones que se enseñan por separado en las universidades, ajenas a su práctica; y, respecto a la ciudad, es preciso diferenciar el proyecto de edificaciones y espacios urbanos, tanto públicos como privados, del diseño del equipamiento y mobiliario, tanto público como privado Y considerar que la incidencia de los diversos aspectos antropométricos, sociales, culturales, es diferente en cada caso, a los que se suman o no los políticos.
Proyecto es el conjunto de textos, dibujos y presupuesto que se hacen para construir una edificación a partir de los aspectos mencionados; a los que en el caso del proyecto de espacios urbanos públicos hay que agregar lo político, y por supuesto parte de dichos proyecto esta constituido por diseños, como lo es el de sus detalles. Mientras que diseño es el de un objeto destinado a su producción en serie; y lo político casi no existe y los aspectos a considerar son primordialmente lo antropométrico, lo cultural y lo económico; pero dependiendo del tamaño y emplazamiento del objeto, ya se debe proyectar y no apenas diseñar.
Respecto a, la construcción, todo lo ya construido debe ser considerado patrimonio y no solo lo de interés cultural, BIC, y por lo tanto debe ser objeto de valoración y protección, y entender que la arquitectura tradicional puede indicar lo que es pertinente para una mejor arquitectura regionalista, y que por lo tanto hay que aprender de ella y que regrese a ser parte de la cultura de una ciudad y su región. De ahí que el urbanismo, el paisajismo, la arquitectura, el diseño y la construcción no solo hay que enseñarlos en sus generalidades e historia, sino aprenderlos de las mejores y acertadas tradiciones de cada región.
Entender que el clima en el urbanismo y la arquitectura e incluso en el diseño, no solo representa un valor patrimonial histórico, en la medida en que ha colaborado a determinar sus diversos aspectos, sino también técnico, y que hay que reinterpretar y mejorar en las viviendas, en especial en los edificios de apartamentos, y que en los climas tropicales cálidos y templados además hay que dotarlos de amplios balcones y terrazas que permitan “salir” a la ciudad, gozar del clima en las mañanas, atardeceres y noches, y de las vistas hacia la ciudad y a su entorno campestre o natural más inmediato.
Solo diseñar lo que, por lo contrario, se debe proyectar es lo que ha llevado a que se bosquejen edificaciones como si solo fueran grandes objetos y no como partes de la ciudad; y proyectar lo que solo amerita ser diseñado es lo que está detrás de la extravagancia y “última moda” de tantos muebles y objetos, en contra de su funcionalidad y aumentando el costo de su producción en serie. En conclusión, hay que facilitar que los estudiantes de esas carreras que tienen que ver con la ciudad, aprendan que su proyecto implica diseños, pero que hay que respetar la diferencia entre esas prácticas.
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.