Existe la posibilidad de una guerra nuclear ya que “por primera vez en la historia de la especie humana, hemos desarrollado claramente la capacidad de destruirnos” (Noam Chomsky, ¿Quién domina el mundo? 2016), se trata entonces de “Cooperación o extinción” pues cada nueva etapa de la globalización ha solido ir unida a la guerra, lo que lleva a exigir esfuerzos extraordinarios en los próximos años para consolidar la paz, dando un vuelco a los conflictos que han prevalecido en la historia, y que afectan en primera instancia a las ciudades.

Pero la amenaza más grave es el cambio climático y en cada ciudad y su región con características ambientales únicas a considerar. “Lo que hay que salvar es nuestra especie, el Homo sapiens con la civilización que ha construido, y para hacerlo tenemos que entender que vivimos en un planeta muy diferente al que muchos suponen que existe y que se dio por garantizado durante miles de años, aceptar que somos solo una parte de la compleja trama de la vida, y asumir sus consecuencias” (Manuel Rodríguez Becerra, “Nuestro planeta, nuestro futuro”, 2019).                                                  

El mal uso de la inteligencia artificial, el internet, los celulares y los robots, es otra  amenaza (Andrés Oppenheimer, ¡Sálvese quien pueda!, 2018). El internet penetra la vida actual en lo político, militar, social, económico y cultural, y en lo íntimo y privado; es como el Gran Hermano de “1984” la novela de George Orwell. Como lo dice de frente la estudiosa de la mente Alison Gopnik: “La estupidez natural representa un peligro mucho mayor para el futuro de la humanidad que la inteligencia artificial.” (Marta García Aller, Lo imprevisible, 2020).

Y sigue el terrorismo, el narcotráfico y la delincuencia; cerca de 1,25 millones de personas mueren al año en accidentes de tráfico, el doble de los que mueren por guerras, crímenes y terrorismo, y más del 90 % se debe a errores muy humanos [OMS, 2016]. Y la falta de ética y las amenazas a la democracia por la demagogia, la polarización y las mentiras (Moises Maím, La revancha de los poderosos, 2022) pero la corrupción y la abstención en las elecciones, las convierten en dictaduras “elegidas” por las minorías que permiten los que se abstienen.                                                               

Al principio la democracia era entre iguales, requisito básico planteado hace años por Nietzsche, pero fue la información, masivamente difundida gracias a la imprenta, la que permitió que la Ilustración, base ideológica de las actuales democracias, igualara a más gente. Pero hoy es la televisión y los teléfonos “inteligentes”, los que las amenaza (Al Gore, El ataque contra la razón, 2007) y aún más ahora entre personas muy desiguales en su educación.

Amenazas que demandan cooperación internacional para su control pues afectan a todos en el mundo, y es ineludible proceder ya y no esperar a que los demás lo hagan. Apoyar a Ucrania y parar lo de Palestina, y en Colombia acabar con todas las guerrillas sostenidas por el narcotráfico y la corrupción, lo mismo tomar todas las medidas para reducir los efectos del cambio climático ya que: “el crecimiento económico no salvará al ecosistema global; justo lo contrario, porque es la causa de la crisis ecológica” (Yuval Noah Harari, 21 lecciones para el siglo XXI, 2018).

Benjamin Barney Caldas

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.