El Señor Ministro de Hacienda de Colombia, que aún conserva la calificación de ser un muy buen profesional y hombre serio en el manejo de las finanzas públicas colombianas, se ha comprometido públicamente con un crecimiento económico del 1.5% y una inflación al final del año del 6%, precisando que el fantasma de la recesión ya pasó a un segundo lugar y que ahora viene la etapa de la reactivación, donde señala que el sector de la energía será clave en su participación para la reactivación. Igualmente precisó que al Banco de la República le quedan seis sesiones del año para seguir bajando las tasas de interés, lograr la meta del gobierno de tal manera que la inflación debe ser controlada, coincidiendo con una política monetaria y fiscal.
Todo Colombia sabe que producto de la pandemia, hubo que endeudar el país y él lo dice “ahora que hay que pagar las deudas empezamos a mirar cuál es el flujo real de recursos con que cuenta el país. Esa es la situación. Hay que terminar honrando los compromisos que quedaron” y fue más allá cuando recordó que los decretos de emergencia por el Covid (pandemia) en emergencia sanitaria hubo una deuda adicional de más de 6.500 millones de dólares “uno de ellos es el crédito con el FMI, pero no fue el único que se hizo con decretos de emergencia, es decir, que ninguno de esos créditos pasó por la comisión interparlamentaria de crédito público. Son créditos por fuera del cupo (endeudamientos). Al ser créditos por fuera del cupo, lo que teníamos era un cupo por 70 mil, pero hay un crédito por encima de eso, que ya estaban fortalecidos y que ahora vamos a pagar”.
Indudablemente que el mensaje del Señor Ministro con beneficio de inventario, se acepta, sin embargo, simultáneamente debe existir un plan de crecimiento económico, es decir de reactivación cuando debemos pasar de una cifra muy baja 0.6% del PIB, no solamente a estabilizarse sino a crecer al 1.5%. Realmente faltan muchos anuncios, pero es un buen comienzo…