Los debates realizados en el seno del Foro Económico de Davos (Suiza) no arrojan mayores iniciativas en relación con la solución de los problemas globales que afronta el mundo capitalista globalizado.
Dichos problemas relacionados con la pobreza, la desigualdad social, el cambio climático, la descarbonización del medio natural, etc., tienden a agravarse en la medida en que los grandes poderes económicos y políticos libran una feroz lucha competitiva por apropiarse de nuevos mercados de venta de sus productos, bienes y servicios y de las fuentes de materias primas existentes en los países menos desarrollados, entretanto sus decisiones solo sirven de sustento ideológico y político del régimen de explotación económica del trabajo, las guerras comerciales y las prácticas neocolonialistas.
Entretanto comienzan a presentarse índices cada vez más bajos de crecimiento económico y social, los cuales tienden a agravarse con las guerras que se libran en la actualidad entre Rusia y Ucrania e Israel y Hamas, las cuales tienden a extenderse a otros países de Europa y del Oriente Medio, generándose con ello una gran desconfianza e inseguridad a nivel global.
No es casual que la presidenta de la Comisión europea considere que el planeta haya entrado en una etapa “de fraccionamiento y división”, al tiempo que el presidente de Ucrania Zelensky fue recibido con aplausos luego de manifestar que su país constituye un muro de contención contra el expansionismo ruso de Putin, para lo cual demanda de más apoyo económico y militar.
Por otra parte, algunos analistas que participan en el foro de Davos consideran que el desarrollo de ciertos acontecimientos como la elección de Donald Trump en los Estados Unidos de Norteamérica puede empeorar la situación económica, política y militar de ese país, debido a su posición frente al papel que debe jugar la OTAN en la guerra ruso-ucraniana, además de sus relaciones complacientes con el señor Putin.
Así mismo se afirma que el creciente poder militar de China creará nuevos antagonismos con sus países vecinos del Asia, particularmente con Taiwan, dispuesto a conservar su autonomía e independencia de la China continental.
Ahora bien, si bien es cierto que la economía del mundo capitalista globalizado ha tenido un aterrizaje suave, después de atravesar toda una etapa de desaceleración económica e inflación conjuntamente con el impacto de la pandemia del Covid-19, resulta evidente que el crecimiento de la economía continuará siendo bajo en medio de las amenazas y desafíos que deberá enfrentar el mundo capitalista en el inmediato futuro; circunstancia esta que sin embargo poco o nada parece interesarles a los grandes monopolios que manejan y controlan la economía y la política a nivel global.
La presencia de América Latina en el foro de Davos ha pasado muy desapercibida no obstante el interés de sus gobernantes de señalar algunos de los problemas comunes que afectan igualmente a todo el mundo capitalista desarrollado. Por lo demás, no sobra agregar que los países de América Latina continuarán bajo la dependencia del gran capital financiero internacional que tiene su asiento en el foro económico de Davos, en donde tal como se señaló anteriormente, solo se debatió sobre los conflictos internacionales que afectan los intereses del capitalismo global.
Finalmente, el discurso del presidente Argentino Milei quien consideró como héroes a los empresarios, contrasta en un todo con el discurso del presidente Petro quien recientemente a través de su ministro de hacienda calificó a los empresarios como responsables de la inflación. Aunque resulte un tanto evidente, debe recordarse que en las condiciones del capitalismo de libre competencia y de libre mercado, como las que privilegian al Estado como motor de la economía, han constituido un fracaso, ya que con su aplicación no ha sido posible resolver los graves problemas económicos y sociales de la población que continúa en la pobreza y aumento de la desigualdad social.