En medio de una serie de proyectos del alcalde Eder interesado en recuperar a Cali del estado de postración en que se encuentra, conviene señalar la necesidad y urgencia de priorizar las obras, en tanto que no todos los proyectos que deben realizarse demandan de la atención y decisión inmediata de parte de las autoridades a fin de prever y prevenir las consecuencias que puedan derivarse del aplazamiento de las mismas desde el punto de vista financiero y social con las cuales resultan en la práctica afectadas no solo la población sino las finanzas municipales.

Una de las obras que deben ser priorizadas, es la terminación cuanto antes de la construcción del Jarillón del Río Cauca, obra abandonada o suspendida por la administración anterior generando preocupación para la ciudad y sus habitantes debido a la necesidad imperiosa de evitar un rompimiento del dique que generaría una gran inundación para la población ribereña.

Igualmente es urgente la terminación de la obra de aducción del Rio Cali que conducirá el agua cruda desde la bocatoma del Rio Cali hasta la planta de potabilización en San Antonio, esta nueva línea de conducción se proyectó en una longitud de 2.500 metros y un caudal de 3.5 metros cúbicos por segundo, obras iniciadas en el año 2020 quedando paralizadas hace varios meses, lo que puede generar un gran riesgo para la ciudad en el caso de que se derrumbe el túnel de conducción del agua del Río Cali, con lo cual se afectaría el abastecimiento de este líquido a no menos de 400.000 usuarios del servicio. Esta obra solo tiene un adelanto del 31% del total y además EMCALI, recientemente fue condenada por un Tribunal de Arbitramento a pagarles a los contratistas más de 13 mil millones de pesos por incumplimientos.

La planta de depuración de residuos sólidos más conocida como la PTAR es otra obra que demanda con urgencia la ciudad debiendo ser modernizada acorde con las nuevas tecnologías, pues su limitada capacidad para depurar las aguas residuales es muy baja, en tanto que se impone la necesidad de ampliar su capacidad, además de planear la construcción de otras plantas para depurar las aguas del Rio Cali y del Río Aguacatal.

Está claro que el problema de las basuras y de la escombrera no se resuelve simplemente con campañas cívicas de recolección de las basuras y desechos de toda clase ni con la imposición de comparendos, siendo necesaria una política integral para estos asuntos bajo el control de la administración como sería entre otros, el aprovechamiento económico de los residuos.

Finalmente, el problema de la inseguridad no deja de ser una cuestión muy compleja de resolver, cuyo tratamiento demanda de una nueva estrategia que vaya más allá de aumentar el pie de fuerza policial y militar patrullando las calles de la ciudad y de contar con la colaboración de fiscales y jueces encargados de judicializar a los delincuentes como de contar con toda clase de dispositivos electrónicos tales como cámaras de detección facial para identificar a los delincuentes que rondan por todos los barrios de la ciudad. Si bien es cierto, los anteriores aspectos son importantes en la lucha contra el delito, desde la Veeduría que representamos consideramos que la aplicación de estas medidas no son suficientes para reducir la tasa de homicidios, robos, extorsiones, etc., tal como es el propósito de la actual administración, por cuanto este fenómeno obedece a diferentes factores cuyos efectos convienen ser tratados a partir de una nueva política de carácter estructural que no se reduzca a la simple represión o a la presencia transitoria de las autoridades en las calles de la ciudad, lo cual debe conllevar un cambio en la concepción y metodología para el tratamiento no solo del crimen común sino de las organizaciones criminales que hoy actúan en la ciudad y que las autoridades municipales no están en condiciones de impedir su accionar delictivo y mafioso.

Por otra parte, es necesario que el señor alcalde Eder dé a conocer cuanto antes su plan de desarrollo y con el, los proyectos y programas para atender las necesidades de la comunidad caleña como también el presupuesto para ejecutarlos, pues no se trata de continuar por la senda de las administraciones anteriores dedicadas a realizar grandes obras que no resolvieron los problemas de la ciudad muchas de ellas de ornato y embellecimiento con grandes costos y pocos o ningún beneficio para la ciudad y para sus habitantes.

No resulta fácil ejercer la función pública de administrar una ciudad de las dimensiones geográficas, sociales, económicas como Cali, con un sinnúmero de problemas sin resolver, sin recursos suficientes para iniciar su recuperación y un endeudamiento a varios años en cuantía elevada. Pudiera pensarse como se infiere de las palabras del presidente Petro, de sus ministros de Hacienda y de Agricultura y del alcalde Eder, de la necesidad incrementar el avalúo catastral para los predios de la ciudad. Sin embargo, tal opción basada en el poder que da la autoridad del cargo, no se ajusta a los lineamientos de la Constitución Política por cuanto los avalúos en la ciudad recientemente actualizados y la tarifa del impuesto más alta en el país, no dan margen para mayores incrementos porque se estaría vulnerando el derecho a la vivienda familiar.

Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.

Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social

El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social