El tema es para muchos llover sobre mojado, pero la actual crisis en el suministro de agua en muchas ciudades no obedece solo al cambio climático, lo es también por la falta de una planeación de largo plazo, no planes de gobierno de escasos cuatro años. Y con el suministro eléctrico ocurrirá lo mismo. Un crecimiento de la demanda del orden del 8% anual obliga a que las soluciones para atender ese crecimiento ya deben estar en construcción.
La construcción de un acueducto o una hidroeléctrica toma varios años en investigar las fuentes, estudiar el crecimiento de la demanda para así estimar las necesidades de almacenamiento y el posible comportamiento del clima.
Pero volvemos al caso del suministro de agua a las ciudades de la cuenca alta del Río Cauca, la antigua jurisdicción de la original CVC, triste y lamentablemente desaparecida con la creación del Ministerio del Medio Ambiente, que nadie ha podido comprobar para que ha servido o sirve. La minería ilegal, que destruye bosques, altera y contamina las cuencas de los ríos, sigue tan campante como en los Farallones de Cali, a escasos 17 o 18 kilómetros de la sede de la CVC en Santiago de Cali; ello y sus infantiles cuentos verdes comprueban su inutilidad.
En 1990 la CVC estudió y proyectó el Plan del Agua para la región. Ese estudio sigue sin adelantarse y con lo ocurrido en los últimos días es bien probable que en próximos años o meses los vallecaucanos piensen para que han servido los abultados recursos y nutrida burocracia de la actual CVC.