Si bien en general el diseño se entiende como la concepción original de un objeto destinado a la producción en serie, en las ciudades el diseño regenerativo es el diseño de su mobiliario urbano a partir de lo ya existente y característico de cada una; y en la construcción lo es el de sus varios componentes, elementos, partes y muebles fijos; y el de los muebles más usados lo es buscando la actualización de los que ya se tienen y evitar su cambio solo por moda. Se trata es de un complemento del urbanismo regenerativo, a partir de lo ya existente, y en sus edificios, de su arquitectura regenerativa para reutilizar lo ya construido; todo correspondiendo a una planificación regenerativa. 

          El diseño regenerativo del mobiliario urbano es clave para garantizar la pertinencia de esa imagen que se añade al espacio urbano público y debe ser reconocido por propios y visitantes, y ser cómodo para todos, debe tener cierto carácter que identifique las ciudades y sus diferentes sectores. Paradas del transporte público; bancas, papeleras, bebederos, basureros y buzones; alcorques de sus andenes; la nomenclatura de las calles y los números de las casas. Objetos todos estos que debe ser diseñados para que sean resistentes al exterior y anti vandalismo; y al mismo tiempo bellos y singulares para cada ciudad.

          No pocos componentes, elementos y partes de los edificios pueden también ser objeto de diseño regenerativo, a partir de mejorar o adaptar diseños anteriores; como, por ejemplo, los bloques de cemento o arcilla para muros y divisiones, las losetas para suelos, varios tipos de puertas y ventanas, barandas y pasamanos, escaleras metálicas de servicio, y otros. Sus emplazamientos, cantidad, terminados y colores finales, corresponden a cada proyecto, pasando a ser parte inseparable del mismo, volviéndolos “originales”, lo que es mucho mejor que apenas pretender “inventarlos” todos de nuevo una y otra vez.

          Lo mismo sucede con los muebles fijos de cualquier edificio, sobre todo los de vivienda, los que deberían ser objeto de diseño regenerativo; como los armarios y muebles de baños, cocinas y lavanderías, e incluso aquellos y estas ser diseñadas por completo como un tipo a reutilizar en diferentes proyectos, pero para lo cual es indispensable usar retículas de diseño. En lugar de repetir, idénticas, casas, apartamentos o edificios, completos, utilizar en ellos variaciones de los mismos baños, cocinas y lavanderías junto con sus muebles fijos, o al menos estos últimos, debidamente estandarizados

          Finalmente, casi todos los muebles más comunes necesitan reparaciones y son susceptibles de mejoras; por ejemplo, los sofás “modernos” suelen ser demasiado bajos, las mesas antiguas demasiado altas y las camas demasiado cortas o poco anchas, y las sillas o los asientos, antiguos o modernos, o son muy altos o muy bajos ¿cómo intervenir todos estos muebles para que sean más cómodos y más bellos? Es justamente el propósito del diseño regenerativo, en lo que lo original ya no es la imagen del objeto sino la discreción de la necesaria intervención en él, mas no el disfraz de esta pretendiendo ocultarla; y que a todos se les puede aplicar lo de emplazamiento, función, construcción y forma.

Benjamin Barney Caldas

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.