A medida que se acelera la transición de lo rural a lo urbano, toda una red de metrópolis se expande rápidamente por todo el mundo, y ya desde 2007 más de la mitad de su población vive en las ciudades, y para 2025 las 20 más grandes albergan a casi 500 millones de personas, un número que se espera que aumente a medida que los centros urbanos se vuelvan más altos, extensos y densos, como Tokio, la más grande, cuya área metropolitana ya tiene más de 37 millones de habitantes, casi igual que los 52.09 de Colombia en 2023 Y se estima que para 2050 dos tercios de los 10 mil millones de habitantes del mundo vivirán en ciudades.
Antes, la mayoría de las ciudades crecían poco y lentamente, y con ellas su urbanismo, paisajismo y arquitectura, que eran oficios, y solo ocasionalmente se levantaba un nuevo templo, se realizaba una plaza o un parque. Antes las ciudades eran parte de la cultura, pero ahora la determinan en parte; antes no se planificaban, sino que crecían espontáneamente, ahora muchas lo hacen ilegalmente; antes tenían en cuenta la geografía y hacían historia ahora, ignoran una y otra; antes los que intervenían en ellas dominaban un oficio ahora muchos profesionales son dominados por el desconocimiento de todo lo relativo a las ciudades en las que intervienen.
Desde el siglo XX casi todas la ciudades por todo el mundo crecen muy rápido y su urbanismo se planifica, su arquitectura se proyecta y su paisajismo se diseñan; pero debido a que en general en los programas de las universidades para formar profesionales los de urbanismo y paisajismo son secundarios y en el de arquitectura se les hace diseñar a los estudiantes “soluciones” que no son originadas por problemas reales, por lo que ya graduados y trabajando en, o para, las administraciones municipales, no buscan solucionarlos con nuevos enfoques de un urbanismo, paisajismo y arquitectura que sean los más indicados en cada caso.
Cada vez está más claro que la arquitectura debe ser regenerativa, como llama Bill Reed en Estados Unidos a la que reutiliza todo lo que se encuentra en el sitio en el que se adelantara una construcción (J. Ramírez, USB-C, 12/06/20010) y que el paisajismo usualmente conserva la vegetación ya existente, que no se interponga con lo nuevo, y que en algunos casos parte es de ella. Pero poco se piensa en un urbanismo que parta del entorno ya construido en una ciudad para renovarlo discretamente mediante una arquitectura y un paisajismo pertinentes y no caprichosos, de donde surge la necesidad de repensar la enseñanza de esos viejos oficios ahora profesiones.
La nueva enseñanza de cada una de estas nuevas tres profesiones, ahora tan perentoriamente vinculadas a las ciudades, debería ser interrelacionada en cada aspecto con las otras dos, y las tres deben incluir la geografía de la ciudad en cuestión y de la región en la que está ubicada. Por su parte la historia de la arquitectura debería enfatizar en cómo sus distintas épocas llegaron a dicha ciudad, de donde provinieron y cuándo, cuáles fueron sus paradigmas, y cómo cambiaron esa ciudad para bien o para mal, todo esto para poder sentar las bases para una arquitectura regionalista propia, como ha sucedido positivamente en algunas partes.
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.