Durante la clase de filosofía uno de los alumnos le pregunta al profesor qué significa aquella frase de que “todo tiene causa”, a lo cual le responde: todos los objetos, fenómenos y procesos existentes o que se producen, tienen un origen que los engendra denominado causa de cuyo resultado surge el efecto, estableciéndose un nexo entre estos dos aspectos que conforman la denominada ley de causalidad, caracterizada por su objetividad ya que existe independientemente de nuestra conciencia en la propia realidad. Otro de los estudiantes le pregunta al profesor: “qué importancia tiene este asunto para la actividad práctica”?. A lo que el profesor le responde: sí conocemos las causas de los fenómenos y procesos podremos tener la posibilidad de actuar sobre dichos fenómenos, aprovechando sus aspectos positivos o impidiendo que se produzcan efectos negativos. En tanto que el desconocimiento de sus causas y condiciones hacen que los seres humanos sean impotentes frente a sus efectos negativos. En medio de la clase, uno de los estudiantes le manifiesta al profesor que él no cree por ejemplo que el fenómeno de la noche fuera la causa del fenómeno del día; a lo cual el profesor le responde que tiene toda la razón, ya que no siempre la causa precede al efecto y por tanto en este caso, la noche no es la causa de la aparición del día, en tanto no existe una relación de causalidad entre estos dos fenómenos. Así mismo, agrega el profesor, debe diferenciarse la causa del motivo que hace que se produzca un determinado hecho o acontecimiento, sin que por ello lo origine, existiendo sin embargo un nexo con el efecto externo no esencial. Apelando a la historia de Colombia podemos decir, por ejemplo, que el incidente del florero de Llorente que originó la protesta airada de los ciudadanos reunidos en la plaza de Bolívar de Santafé de Bogotá el 20 de julio de 1.810, constituyó un motivo que desató el enfrentamiento aquel, pero que de no haberse producido seguramente se había presentado otro hecho que hubiere agudizado las contradicciones sociales y políticas entre los patriotas y el gobierno del virreinato que posteriormente se liberaron del colonialismo español. De esta manera para los estudiantes quedó claro que no todos los fenómenos y procesos están condicionados por la ley universal de la causalidad, lo que excluye toda posibilidad de que la causalidad pueda deducirse de la conciencia de los seres humanos o de la acción de fuerzas sobrenaturales, en tanto que ésta reviste diversas formas como por ejemplo la causalidad mecánica, biológica o social. En este momento se da por terminada la clase de filosofía en donde se examinaron aspectos de suma importancia para la comprensión general de los problemas que se presentan a menudo, siendo necesario profundizar en el examen y contenido esencial de los fenómenos, de sus causas internas y externas, etc. De regreso nuevamente a la clase, el profesor advierte que el efecto puede transformarse en una causa e incluso convertirse en la causa de un nuevo fenómeno que antes no existía. Así, por ejemplo, se puede decir, que, con la aparición y desarrollo del capitalismo en el seno de la sociedad feudal, este acontecimiento no solo sirvió para que desapareciera la servidumbre, sino que constituyó la causa del ulterior desarrollo de dicho fenómeno socio económico. Ahora bien, en la interacción entre la causa y el efecto influyen los fenómenos que nos rodean, cuyo conjunto se denomina condiciones, las cuales son indispensables para que se produzca el hecho, aunque no lo origina de por sí. Por ejemplo, un virus puede ser el causante de una enfermedad en dependencia de las condiciones en que actúa, facilitando o impidiendo la acción de la causa. Y de ahí que el conocimiento de la causa y de las condiciones es lo que permite prever y prevenir su producción, lo cual puede desembocar en dependencia de condiciones diferentes en un avance incontrolable o en procesos lentos y paulatinos, lo que podrá ser aprovechado, por ejemplo, por la medicina para curar aquellas enfermedades catastróficas como el cáncer. Por último, conviene precisar que un mismo fenómeno puede ser generado por acción de diversas causas o al contrario, una misma causa puede conducir a efectos diferentes. Por ejemplo, la obtención de energía mediante la fisión nuclear del uranio y también como resultado de la síntesis de los núcleos de hidrógeno en núcleos de helio. Antes de terminar la clase, el profesor les plantea a los estudiantes el siguiente interrogante: ¿es cierto que todo lo que surge en el mundo es producto de la necesidad misma o también en este se producen fenómenos casuales, no obligatorios, lo que en condiciones concretas pueden ocurrir o no de una forma determinada? Al regreso de clase, el profesor advierte que un grupo de estudiantes considera que la necesidad tanto en la naturaleza como en la sociedad está predeterminada por fuerzas sobrenaturales que los seres humanos no están en condiciones de conocer. Otros, por el contrario, sostienen que todo ocurre únicamente por necesidad (entendida esta como un nexo estable y esencial de los fenómenos, procesos y objetos condicionados por todo el curso precedente de su desarrollo), negando de esta manera la existencia de la casualidad, la cual la identifican con la falta de causa. El profesor les indica a los estudiantes que existe un nexo entre lo necesario y lo casual, siendo este aspecto la forma en que se manifiesta y completa la necesidad fundamentada en causas objetivas y concretas, particularmente en tratándose de los acontecimientos sociales. Al respecto no hay que olvidar que no pocos de los descubrimientos científicos son producto de una coincidencia feliz, de circunstancias fortuitas. Por más planificación, siempre quedará algo a la casualidad, de la cual solo podemos librarnos en principio de la mano del conocimiento, la ciencia, la experiencia práctica e histórica y de la aplicación correcta de la inteligencia artificial y de las nuevas tecnologías. En la vida social esta relación entre la necesidad y la casualidad resultan mucho más complejas que en la naturaleza, en tanto que dicha relación tiende a manifestarse a través de la actividad consciente de los seres humanos que viven en determinadas condiciones materiales y espirituales. De esta manera el profesor dio por terminados los temas relacionados con la causalidad, reiterándoles a los estudiantes que “nada surge de la nada” y que tanto la causalidad como la casualidad se materializan en medio de infinidad de condiciones que permiten que todos los fenómenos, objetos y procesos que se producen en la naturaleza y en la sociedad tienen su razón de ser, una determinada causa que en muchos casos debido a lo efímero de los fenómenos no es posible conocerla ni determinarla de manera definitiva.
· Este trabajo fue posible con la colaboración de mi esposa, la doctora Luz Betty Jiménez de Borrero.