Gustavo Petro, presidente de Colombia desde agosto de 2022, convertido en una figura de la izquierda radical en el panorama político latinoamericano , su gobierno ha enfrentado numerosos problemas de corrupción, sus hijos y hermano, suicidio de un coronel de la Policia, ministros , funcionarios, etc, que han moldeado su liderazgo.
Su relación con otros regímenes de izquierda en la región y del mundo, como el de Nicolás Maduro en Venezuela, ha sido ambivalente, desde el claro triunfo de la oposición, representada por Edmindo Gonzales Urrutia , reconocido como presidente electo, por muchas democracias internacionales, la Union europea, de latinoamerica encabezados por Chile y Argentina y Estados Unidos.
Petro el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, un país tradicionalmente dominado por gobiernos de derecha y centro-derecha, donde su ascenso al poder se produjo por un estallido social dirigido por fuerzas oscuras, lo que llevó a mayor movilización, desarrollando un estilo de liderazgo criticado por su naturaleza pendenciera y por no concertar adecuadamente con amplios sectores de la población. Pero ante todo, por un proceso de paz, con fuerzas muy irregulares , que ya tuvieron oportunidad, y dejo para lo último que es lo primero, la conducción economica con ideologia, encabezado por el petróleo, la salud, el gas, la energía, la educación y las becas de Icetex , el carbón, etc.
Petro se ha definido como un líder que busca transformar la economía colombiana hacia un modelo más sostenible y equitativo, distanciándose del extractivismo tradicional. A pesar de sus intentos por construir alianzas con sectores moderados mediante la cooptación del congreso, su administración ha visto una creciente polarización política, más su relación con el sector empresarial y gremial, en el entorno del rechazo al capitalismo, donde propone una crítica renovada a este sistema sin caer en las prácticas autoritarias que han caracterizado a otros regímenes de izquierda en la región
La relación de Petro con Venezuela muestra simpatía por algunos aspectos del chavismo y el mismo Maduro, ha sido claro en marcar distancias con el actual gobierno derrotado en las urnas , siendo m sinuoso desde alló. Petro ha criticado las derivas autoritarias del régimen venezolano, lo que contrasta con las percepciones que algunos sectores tienen sobre su propio gobierno. Este distanciamiento se vuelve importante en un momento donde Petro enfrenta críticas por su posible participación en la ceremonia de posesión de Maduro, programada para el 10 de enero. Sus declaraciones sobre “ver si va o no” a este evento reflejan una tensión entre su deseo de mantener relaciones diplomáticas y la presión interna y externa que enfrenta debido a la situación política venezolana.
Recientemente, Petro sufrió una derrota legislativa en un proyecto de ley de financiamiento, que representaba $12 billones, que pone en entredicho su capacidad para implementar su agenda progresista ó tapar el hueco fiscal en ciernes. Esta derrota lo lanza a un mayor radicalismo, a consolidar su papel como líder de una izquierda radical dispuesta a confrontar al establecimiento político y empresarial. Sin embargo, su retórica amenazante puede ser vista como un intento desesperado por mantener relevancia frente a un Congreso donde no tiene mayoría y donde las encuestas han afectado la gobernabilidad
La pregunta es cómo Petro navegará esta nueva realidad política sin perder más el apoyo popular que lo llevó al poder. La alta participación electoral durante su elección reflejó un mandato claro para el cambio pero sin mayorías legislativas; sin embargo, los resultados recientes sugieren que ese apoyo podría estar erosionándose debido a las dificultades económicas y sociales persistentes.
Gustavo Petro se encuentra acorralado y en una encrucijada política. Su alineación ideológica con la izquierda radical y sus relaciones con líderes como Maduro son temas delicados que podrían definir su legado. A medida que enfrenta desafíos legislativos y críticas sobre su estilo de gobernanza, se observa cómo maneja estas tensiones internas y externas, con alta dosis de polarización. Su capacidad para adaptarse a un panorama político cambiante determinará no solo su futuro político sino también el rumbo de Colombia bajo su liderazgo, sin embargo es el país que sufre con la crisis económica, en desempleo, sub empleo, e informalidad en incertidumbre política y económica. Todo en el entorno de la vergonzosa relación con Venezuela y su gobernante, con escasos 27 dias en el poder, pero se quiere quedar