Con la celebración de la COP16 en la ciudad de Cali, se repiten de cierta manera las recomendaciones de las anteriores Cumbres de las Partes sobre diferentes temas relacionados con la protección y defensa de la biodiversidad, en tanto quedan por resolverse una serie de problemas relacionados con la forma como los países desarrollados contribuyen con la financiación de los programas y proyectos que deben ejecutarse para mitigar los efectos dañinos causados al medioambiente por los grandes monopolios y multinacionales que se apropian de la información genética para producir toda clase de productos (medicamentos, alimentos, cosméticos, agroquímicos, etc.) que luego venden en los mercados nacionales e internacionales; todo lo cual ha traído como consecuencia el agotamiento y pérdida de los recursos naturales biodiversos del planeta.
Entretanto fue evidente el protagonismo de algunos funcionarios del Estado colombiano y de ciertas organizaciones que participaron en la cumbre comenzando por el secretario de la ONU y por Colombia, con la ministra Susana Muhamad quien además y durante los próximos dos años es su presidenta.
Lo cierto es que no solo quedaron pendientes de analizar una serie de aspectos esenciales que apenas sí fueron mencionados, sino que el balance de resultados realizado resultó siendo muy pobre en cuanto a las concreción de las decisiones delos miembros de la cumbre de la COP16 en los asuntos que atañen a la biodiversidad, su recuperación y protección.
Siendo este un asunto de carácter general corresponde a los gobiernos de los países crear las condiciones propicias para cumplir con los objetivos y fines de la COP dirigidos a salvaguardar la biodiversidad en todas sus formas y manifestaciones más allá de sus concepciones ideológicas y políticas, ya que se trata de proteger no solo la biodiversidad como fuente de vida y de energía, sino la existencia misma de los seres humanos y del planeta que habitamos.
Ahora bien, tras doce días de deliberaciones el resultado del trabajo de la Cumbre se podría calificar de LUZ BETTY JIMENEZ DE BORRERO PABLO A. BORRERO V. en tanto que poco o nada en concreto se definió respecto de algunos aspectos como el financiero, salvo la decisión de constituir un fondo de 200 millones de dólares para financiar los programas y proyectos de protección del medioambiente natural biodiverso, que por lo demás no se logró concertar al cierre de la cumbre, quedando pendiente el monto de participación de los países que tendrá que decidirse por la vía diplomática.
Quizás uno de los aspectos positivos de la Cumbre lo constituyó el acuerdo sobre protección de las áreas marinas y la creación de un órgano subsidiario relacionado con la inclusión y la participación de los pueblos indígenas y comunidades locales en el convenio sobre la biodiversidad, además del reconocimiento de los pueblos afrodescendientes,
El aporte de cien millones de dólares para Colombia por parte de varios países donantes como Noruega, Suecia entre otros, para la realización de varios programas de protección y recuperación de la biodiversidad dirigidos fundamentalmente a las zonas del Pacífico continental su monto es prácticamente insuficiente para atender las necesidades de protección y recuperación de la biodiversidad.
Con todo, Colombia se quedó con la secretaría general de la organización del Tratado de Cooperación Amazónica en representación no solo del país sino de otros países del continente americano que limitan con la Amazonía.
ADENDA: A pesar de la euforia desatada en Cali con ocasión de la celebración de la Cumbre de los Países que forman parte de la COP16 y con la creación de cientos de empleos transitorios y la reactivación de la economía local, no debe olvidarse que este acontecimiento que permitió conocer y promocionar nuestra biodiversidad, no dejó de ser más que un campanazo a las autoridades locales y regionales para que adopten las recomendaciones que surgieron de las mesas de trabajo adelantadas en la zona verde y otros sectores de la ciudad tendientes a impedir el deterioro de nuestra biodiversidad y el agotamiento o pérdida de los recursos naturales de que disponen los caleños y vallecaucanos como parte esencial de nuestro patrimonio biológico y natural de nuestros suelos, especies vegetales y animales y con ellos nuestro paisaje, clima y atmósfera.