El joven Javier Acosta, de 36 años, quien decidió someterse a la eutanasia tras una larga lucha contra enfermedades, desde hace 9 años estaba en silla de ruedas por un accidente de tránsito, contó días anteriores al procedimiento que terminaría con su vida, que desde hace cinco años su vida cambió tras contraer el hongo en una piscina durante un viaje a Melgar, infección que le obligó a tener controles y desviamientos (lavados) periódicamente; y ese hongo, Candida auris fue llevaba aquejando la salud, luego le diagnosticaron osteomielitis y cáncer en la sangre.

Javier padre de una niña de 12 años, nunca dejó de lado sus estudios ni su vida, pues estudiaba artes gráficas e inglés y trabaja con autopartes pero su mejor trabajo era ser papá: “Yo hago de papá y mamá y todo lo que se hace en esta casa es en pro y bienestar de ella”.

El hongo altamente resistente

Puede causar infecciones graves, especialmente en personas con sistemas inmunológicos comprometidos. Las personas sanas generalmente no lo contraen; pero causa infecciones en distintas partes del cuerpo, como la sangre, las heridas y los oídos, afecta principalmente a pacientes con enfermedades subyacentes graves o aquellos que requieren atención médica compleja, especialmente cuando se utilizan dispositivos médicos invasivos como tubos de respiración, tubos de alimentación o catéteres. Tambien suele adquirirse en hospitales y piscinas, etc

Tras cinco años luchando contra la enfermedad

Los tratamientos no le hicieron efecto y la enfermedad comenzó a desarrollarse en la cabeza, por lo que, en vista de que tampoco puede caminar, el joven decidió que prefería someterse a la eutanasia que vivir en un hospital esperando a que el cáncer acabara con su vida, en Colombia es legal en casos de enfermedad terminal, grave o incurable.

El dolor final en sus palabras

Tomó la decisión debido a que sabía lo que le esperaba con esa enfermedad. Además, dijo que no le gustaría perjudicar a su familia ni obstruirles el camino hacia llevar una vida normal

“Al imaginarme mi vida sin piernas, tumbado en una cama, con antibióticos, viendo a mi hija cuidarme y perdiendo la oportunidad de tener una niñez y una juventud, dije: ‘sí lo quiero’”.

Triste despedida, un caso muy singular y doloroso

Licenciada en educación

Yolanda Varela de Calderón

Licenciada en educación, magister, docente y directiva docente.