El 28 de julio de 2024, los venezolanos tuvieron la ilusión de manifestar su deseo, a través del proceso democrático electoral, en cambiar veinticinco años del yugo opresor del régimen autoritario y dictatorial de Nicolas Maduro y sus secuaces. 

Hugo Chávez Frías había logrado, en elecciones democráticas del 2 de febrero de 1999, convencer a sus ciudadanos que el país necesitaba un cambio alejado del clientelismo que por años lo había gobernado. El sueño de una revolución socialista aprovechando la riqueza del país podría conducir hacia un desarrollo equilibrado de combatir la pobreza generalizada de un país en desarrollo. 

A diferencia del resto de países latinoamericanos, Venezuela ostentaba un sólido indicador macroeconómico que lo distanciaba del tercer mundo acercándose a niveles de prosperidad propia del primer mundo. Por décadas la inversión extranjera, acompañada de su enorme potencial petrolero, lograban estabilidad y era considerado el país más prospero del continente latinoamericano. 

Sin embargo, Chávez, quien idolatraba la revolución cubana y a Fidel Castro, puso en marcha el “sueño bolivariano”, sentimiento de orgullo del libertador caraqueño doscientos años atrás. La Cuba de Castro había perdido sus principales aliados ideológicos y de paso la infusión de recursos del bloque comunista soviético que finalizando la década de los años noventa la empobrecían. Fidel encontró en Chávez, cincuenta años después de su fracasada revolución, el cultivo ideal para seguir exportando su modelo comunista. 

Chávez, siguiendo al pie de la letra el libreto castrista, empezó nacionalizando el sector productivo, suprimiendo libertades individuales, silenciando la prensa, persiguiendo sus opositores. Aseguró su permanencia fortaleciendo las fuerzas armadas, que como militar, conocía detalladamente. Premió su lealtad e incentivó desbordad y descarada corrupción militar conocida como el “cartel de los soles”. Aprovechando su encantador y carismático discurso populista, y con fundamento en efímera bonanza petrolera, cautivo millones de seguidores entregando subsidios a doquier, instituyendo el ejercito paramilitar de colectivos chavistas en defensa de su dictadura. 

La nacionalización del aparato productivo, sumada a la disminución de precio y producción petrolera, hizo colapsar la economía. Los indicadores de crecimiento, inflación, desempleo y falta de oportunidades empobrecieron al gigante. Comenzó el éxodo de siete millones de venezolanos en búsqueda de libertades individuales.

Chávez se mantuvo en poder, a través de dudosos procesos electorales hasta su deceso en 2013. Entregó el empobrecido país a su leal hombre de confianza Nicolas Maduro, quien no poseía el encanto, ni liderazgo, a sabiendas que mantendría empoderado el segundo nivel de mando del régimen. 

Como animal acorralado suprimió las pocas libertades individuales que quedaban, aferrándose al poder mediante engaños, fraudes, mentiras, violación de derechos humanos y un régimen dictatorial que no permitían sucesor diferente. 

Sin embargo, un país hastiado, encontró en un puñado de valientes opositores alternativas, pese al poder diabólico tiránico de Maduro. La batalla electoral del 28 de julio consolidó la victoria de Edmundo González, pupilo de la heroína de esta historia, María Corina Machado. Maduro se autoproclamó, acolitado por un Consejo Nacional Electoral de su bolsillo y sin sustento alguno, presidente. Se configuró el fraude y robo más notorio de la historia, desatando el repudio universal de países, organizaciones internacionales, lideres empresariales y su declarado archienemigo Estados Unidos, quienes reconocen el triunfo de la oposición.  

A la asfixiante persecución y masacre de nuestros hermanos defendiendo su libertad nos solidarizamos en conmovedor llanto que imploran al mundo justicia. 

El espejo venezolano alerta a Colombia de no cometer errores similares que dejaron a Venezuela sin rumbo, arruinada y una generación perdida, que al igual que Cuba, jamás retornaran.

Guillermo E. Ulloa Tenorio

Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.