En antaño para expresar una mala situación era costumbre decir que el “rancho está ardiendo”, así podemos decir hoy del país ante la evidente incapacidad del gobierno nacional de orientarlo y dirigirlo y el predominio de las bandas delincuenciales, no solo de las llamadas guerrillas o narcotraficantes. En las ciudades la inseguridad es creciente y los asesinatos, atracos y robos a instituciones bancarias, residencias y transeúntes es cada día mayor y ello sumado a la proliferación de los atracos cibernéticos a cuentas bancarias.

Se reconoce el esfuerzo del Alcalde Alejandro Eder de enderezarle el rumbo a la ciudad que fuera la capital del civismo y la alegría. Para el éxito de ese esfuerzo es esencial la colaboración de todos sus habitantes y regresar a las buenas maneras o cortesía en todas las actividades.

Es vergonzoso pensar que existan personas interesadas en convertir en monumento nacional el esperpento que pretende conmemorar los actos vandálicos cometidos contra el querer de las gentes e instituciones de la ciudad. Convertirlo en monumento sería agredir a los habitantes de una ciudad que siempre ha sido respetuosa del pensar y actuar de los otros y destacada por su civismo y alegría. Ser la capital deportiva de América y del país es un galardón que no se puede mancillar con actos vandálicos y monumentos sin ningún valor histórico o patriótico.

Reiteramos que es vergonzoso él actuar del Gobierno Nacional y en especial el del supuesto mesías mundial que espera salvar el mundo mientras su propio rancho arde. Realmente es una situación que no puede continuar, es una vergüenza ante el mundo y es imposible pensar que el Presidente de Colombia, sin peso militar, económico, político o conceptual pueda sustituir a los grandes lideres mundiales. Es el sueño de la lechera, antes de que se le derramara la leche.

Nicolas Ramos Gómez

Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP