*Nicolas Ramos G
Hemos reiterado muchas veces sobre el tema y cada día es más evidente la falta de una planeación de largo plazo que estudie los proyectos necesarios en todos los aspectos para encarar las necesidades del país y sus regiones en lugar de los nefastos planes de gobierno de cuatro años. En cuatro años no se diseñan y construyen acueductos, hidroeléctricas, hospitales, aeropuertos, troncales viales, etc. Tomemos el ejemplo de la vía Buga-Buenaventura que después de varias administraciones presidenciales sigue sin ser terminada.
Pese a las buenas intenciones de los gobernantes de turno y sus asesores, sus anunciados programas de obras sin estudios completos de las necesidades, en muchos casos solo aumentan el reguero de obras inconclusas o elefantes blancos que hay a lo largo y ancho de todas las regiones del país.
El éxito de los llamados países ricos o altamente desarrollados es que todo se planea hasta en el más mínimo detalle y cuando una obra se licita se indica hasta el número de remaches o tronillos que necesita. Aquí seguimos licitando para que el proponente termine de diseñar los detalles o parte de la obra. Es como iniciar la construcción de un edificio de 10 o más pisos sin tener definido el conjunto y así olvidar el espacio para los ascensores, las gradas o la portería y que sea el maestro de obra quien lo defina.
El subdesarrollo es fundamentalmente un caso de incultura colectiva y un mal uso de los recursos del país. Abandonamos los ferrocarriles y hoy en los países ricos ruedan a 400 o más kilómetros/hora y en la actualidad volvemos a tener la necesidad urgente de que funcionen nuevamente. Reiteramos también que mientras no demos valor agregado a nuestros productos primarios de exportación seguiremos cambiando café, piña, bananos, etc. por productos de alto valor: ¿cuantas piñas o aguacates se necesitan para comprar un avión, un automóvil o un celular?
Igual es fundamental una educación de calidad y orientada hacia la investigación y la creatividad de nuevos desarrollos que nos permitan abandonar el subdesarrollo y también elegir gobiernos que piensen en mejorar y no es destruir lo poco que nos funciona bien. Reformar por reformar solo nos ocasionará más atraso o retardo en el desarrollo, que será el balance del actual desgobierno.
Nunca olvidemos que nuestros ingresos por persona son 18 veces menores que los de Holanda u otros de los países de la Unión Europea o de algunos asiáticos y por favor no sigamos cantando como la alegre cigarra, aprendamos de la trabajadora hormiga que piensa en el mañana.