El archivo de la reforma laboral, por ocho votos de los 14 senadores que conforman la comisión 7º, propició uno de los actos de intolerancia e irrespeto más sobresalientes de la actual legislatura. 

Un representante a la Cámara del Pacto Histórico agredió verbal y agresivamente a otro congresista del partido de la oposición. Afortunadamente, la victima del bochornoso evento mantuvo la calma y no ripostó el injurioso ataque. 

Para los que hemos vivido varias décadas del desarrollo democrático colombiano lamentamos y extrañamos aquellos tiempos cuando los debates eran profundos en su contenido, el lenguaje utilizado exquisito, y un código de vestir de rigurosa etiqueta, tanto para caballeros como damas. 

Uno de los más notorios debates de la historia democrática congresional aconteció durante el mandato del presidente Carlos Lleras Camargo. Su ministro de agricultura Enrique Peñalosa Camargo denunció por trafico de influencia al senador José Ignacio Vives Echavarría, debate que se extendió por más de seis semanas. El hábil congresista costeño, aprovechó su formidable fluidez expresiva, en defensa de lo indefendible. Sin embargo, durante este largo debate, sin lamentables agresiones verbales, primó el respeto a la persona y observancia al recinto congresional como muestra incondicional de reverencia institucional,  

Pero no solamente debemos referirnos al reciente acontecimiento. La intolerancia se ha convertido en expresiones subidas de tono e irrespeto. El código del buen vestir es algo del pasado. Algunos congresistas, con excepción de los representantes indígenas, quienes ostentan típicos atuendos, visten prendas totalmente informales, en ocasiones luciendo camisetas estampadas, atentando contra la dignidad del recinto sagrado. 

En ocasiones hemos presenciado, no obstante, respetando la libertad del individuo, llegar al “pet friendly” Capitolio montado a caballo, Senadora acompañada de su mascota, o el célebre representante a la Cámara luciendo entaconado calzado femenino.  

No caigamos en la degradación del templo democrático que es el Capitolio Nacional. 

¿Será la frase premonitoria de Guillermo León Valencia, la que hoy vivimos? 

“Algún día, gallardo amigo, usted estará́ en el Senado de la República… Porque en un país donde la mitad es analfabeta es justo que tenga su representante.”

Guillermo E. Ulloa Tenorio

Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.