Uno de los ejes temáticos de la Constitución Política de 1991, lo constituye la democracia participativa en todos los asuntos de interés general y en especial, la participación de los ciudadanos en la vida política-electoral del país.
Así las cosas, con la ampliación del espectro político electoral, el ejercicio de la actividad política se incrementó notablemente con la creación de nuevas organizaciones y partidos políticos que se constituyeron como verdaderas empresas electorales, básicamente sin ideología ni estrategias definidas, en general al servicio de las viejas y nuevas estructuras políticas interesadas en participar en la burocracia y la contratación oficial.
En la actualidad existen más de 30 de estas organizaciones políticas, algunas de las cuales sus representantes ocupan posiciones en las instituciones del Estado con base en las coaliciones políticas que se forman a partir de los acuerdos de los gobiernos con determinados grupos y sectores políticos, entretanto se intensifica la unión personal entre el sector económico y el sector público, convirtiendo al Estado en un apéndice del poder económico, particularmente del gran capital financiero nacional e internacional.
El derecho de todo ciudadano a participar en la actividad política para escoger a sus gobernantes y ejercer un control sobre su gestión, ha sido sustituido por la lucha competitiva ente las diversas fuerzas políticas que encarnan la denominada “democracia pluralista”, a través de la cual se refleja en términos generales la lucha que se libra en el mercado capitalista, a todo lo cual se suman las restricciones de la libertad política a los ciudadanos en cuanto se oponen a la política del régimen o por el contrario, obtienen estímulos y garantías para su ejercicio respecto de quienes se dejan utilizar como masa disponible en el ejercicio deprimente de la politiquería y la corrupción política.
La idea de transformar la actividad política y garantizar la participación de los ciudadanos, condujo al director nacional de departamentos a realizar un foro en asocio con las directivas del diario El Tiempo, con la intervención de varios dirigentes políticos y sociales del país.
Uno de los puntos de discusión fue el de la abstención electoral que ha venido creciendo en términos generales según datos de la Registraduría Nacional; circunstancia que ha llevado a varios dirigentes políticos a proponer como alternativa de solución el establecimiento del voto obligatorio que, de acuerdo al conocimiento y experiencia en otros países, poco o nada ha servido para disminuir la abstención y aumentar la participación política electoral de los ciudadanos.
Para otros dirigentes políticos y sectores sociales, es necesario implementar el voto digital para facilitarle al ciudadano su participación en las votaciones que se realizan durante el evento electoral.
Hay quienes consideran que el problema radica en la financiación de las campañas políticas debiendo estar a cargo del Estado y no de los partidos políticos.
Por último, se dice que la corrupción y la inseguridad en los territorios son factores que influyen negativamente en los procesos electorales; en tanto que cunde la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones y en los candidatos que de palabra se comprometen a defender los intereses ciudadanos, pero en los hechos no cumplen con las promesas de campaña y por el contrario, se ponen al servicio de aquellos grupos de interés que contribuyen a financiar las campañas electorales, con lo cual se pone en evidencia que la participación electoral en Colombia no deja de ser más que una simple formalidad que conduce a que unas mayorías minorías electorales se apropien del poder político y de las instituciones estatales que hoy han dejado de ser muy poco representativas y democráticas en general.
La participación de los ciudadanos en la actividad política e ideológica dirigidas a transformar la vida económica y social, no solo se puede conseguir con la unidad, organización y acciones políticas de las fuerzas democráticas y progresistas, sino cuando existen obligatoriamente las condiciones de importancia decisiva para el cambio social, lo que hace que la posibilidad formal se convierta en una realidad palpitante para bien de la mayoría de las clases y sectores sociales oprimidos y explotados.