Para las mujeres y niñas en TODA su diversidad: Derechos, igualdad y empoderamiento” es el slogan temático de la ONU para tan magna fecha en 2025

La mujer en tiempos de la globalización continúa siendo objeto de la explotación económica del trabajo, la discriminación social y de género y la exclusión política de los asuntos que atañen a la dirección y control del Estado y de la sociedad.

No obstante esta circunstancia, la mujer contemporánea ha enfrentado este problema con la unidad, organización y la acción política logrando con ello avances significativos que demandan del apoyo decidido y comprometido de los hombres como condición básica esencial para conquistar no solo nuevos derechos y libertades sino su propia emancipación de la violencia y de la estigmatización como mujer.

Un cuarto de siglo del tercer milenio, las mujeres continúan luchando por sus derechos políticos, económicos, sociales, culturales, contra las desigualdades y violencias de las que son víctimas silenciosas.

Cuatro conferencias mundiales sobre la Mujer y sus derechos promovidas por la ONU, siendo la última, en Beijing (China) en 1995 considerada por algunos sectores como la más importante, marcando un hito en las luchas de las mujeres por lograr que la igualdad, el desarrollo y la paz sean realidades para mujeres y hombres. Sin embargo, éstas no han sido suficientes para lograr soluciones definitivas en igualdad de derechos  con los hombres, no obstante los objetivos estratégicos y políticas trazados en 12 esferas fundamentales como son: a) la mujer y la pobreza; b) Educación y Capacitación de la mujer; c) la mujer y la salud; d) la violencia contra la mujer; e) la mujer y los conflictos armados; f) la mujer y la economía; g) la mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones; H) mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer; I) los derechos humanos de la mujer; j) la mujer y los medios de difusión; K) la mujer y el medio ambiente; l) la niña.

Uno de los aspectos a los cuales se le da gran importancia es el relacionado con el enfoque de género aplicado en el ámbito judicial, el cual es una conceptualización que busca eliminar la discriminación contra las mujeres en los delitos contra la libertad sexual. Sin embargo, una errónea utilización de esta herramienta importante, poco o nada ha servido para acabar o por lo menos disminuir sustancialmente todas las violencias contra la libertad sexual hacia las mujeres y niñas, en tanto, se ha venido aplicando como la forma más fácil en el ámbito penal para casi liberar a la fiscalía de su obligación constitucional y legal de investigar los hechos de violencia denunciados, sí tuvieron ocurrencia, las circunstancias de modo, tiempo, lugar y demás aspectos necesarios para establecer la verdad real, siendo aprovechada en algunos casos para venganzas y extorsiones. No es con atajos conceptuales como se logrará erradicar las formas de violencia contra la mujer.

¿Cómo y quien elabora las estadísticas que permitan aproximarse en forma objetiva y veraz a esa realidad galopante de desigualdad de género, discriminación y exclusión en los espacios políticos, laborales, académicos, culturales y en los medios?

En una sociedad tan profundamente desigual, discriminatoria y excluyente como la colombiana en la que, a los niños, niñas, adolescentes, adultos mayores, hombres, independiente de su raza, condición religiosa, cultural, étnica, les son vulnerados constantemente sus derechos fundamentales y humanos; no es posible que las mujeres realmente sean reconocidas en la plenitud de sus derechos ni  para la toma de decisiones trascendentales en la política, la ciencia, la economía, en el trabajo, siendo someterlas al pensamiento machista y patriarcal que sigue imperando desconociendo su trabajo político, científico y sus opiniones.

La sociedad requiere con urgencia de verdaderos cambios culturales tendientes a lograr avances en el reconocimiento de la mujer en sus aportes, análisis, observaciones que permitan lograr una sociedad justa, igualitaria y no quedarse en los formalismos legales y apoyos económicos a organizaciones sociales que, aunque importantes, no generan los resultados de romper con la discriminación, exclusión, desigualdad.

Uno de los cambios estriba en darle un profundo significado a la fecha del 8 de marzo, para que no sea una especie de onomástico histórico. Esta fecha debe ser un día de unión entre hombres y mujeres permitiendo que éstas levanten su voz y expresen su pensamiento, no con base en una diatriba politiquera o sindicalista, sino de manera  informada y responsable sobre los asuntos que en este momento deben ser objeto de atención y discusión de todos y todas y no solo de los gobernantes ni de la vieja y nueva dirigencia política y social, que no logran presentar alternativas de solución viables, reduciendo su pensamiento a una discusión de las palabras y de enfrentamientos verbales que mueven los sentimientos de odio.

Una invitación para que la celebración no se circunscriba exclusivamente al 8 de marzo. Esta debe ser el punto de inicio para una nueva visión de la inclusión, la igualdad y la no discriminación a las mujeres, a la vez que es necesario tener en cuenta las condiciones reales de la existencia y desarrollo de nuestra sociedad como factor determinante para construir una política que responda a los verdaderos intereses de la mujer en general y no de pequeños grupos y sectores, tal como se viene haciendo sin que con ello se atienda el interés general y prioritario de la mujer.

Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.

Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social

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