La práctica recurrente de endeudar a la ciudad de Cali no constituye un hecho nuevo ni obedece a circunstancias casuales. Por el contrario, hace parte de una política reiterada de los gobernantes que identifican el concepto de progreso con la realización y ejecución de toda clase de obras urbanísticas, casi siempre acordes con los intereses y necesidades de determinados grupos sociales ligados con la contratación oficial y la politiquería, encargados de financiar las campañas electorales de los candidatos a la alcaldía de la ciudad.
De todo lo anterior, surge la necesidad de corresponder a quienes le han prestado su apoyo al candidato, para lo cual no existe otro camino que endeudar a la ciudad para cumplir con los compromisos adquiridos, antes que servir a los verdaderos intereses y aspiraciones de la comunidad, que tan solo quedan plasmados en los discursos y promesas de los candidatos durante la campaña electoral.
La alcaldía de Cali no puede ser la excepción y es por ello que el alcalde Eder logró que el concejo distrital le aprobara un empréstito por 3.5 billones de pesos que invertirá en un conjunto de obras, en su mayoría de carácter urbanístico y social, que a su vez se convertirán en el abrebocas de la próxima campaña electoral.

En este sentido, el gerente encargado de manejar el empréstito, en reciente entrevista al diario El País nos recuerda que “hay unos compromisos que vienen de la campaña” y que por supuesto serán prioritarios y para lo cual el alcalde deberá estar bien informado con el fin de tomar las decisiones más adecuadas en torno a la ejecución de los proyectos urbanísticos, además de tener el acompañamiento de la Unidad de Acción Vallecaucana, de ProPacífico y de todas aquellas entidades que apoyan la gestión del alcalde Eder. Todo esto con el fin de que no se repita la experiencia fallida con el denominado plan de las 21 mega obras del ex alcalde Ospina que no se terminaron algunas en el plazo estipulado y otras, sin ejecutar, pero que sí se cobraron a los contribuyentes caleños; proyecto este que poco o nada ha servido para resolver o por lo menos mitigar los graves problemas de tránsito y de movilidad en la ciudad y que el alcalde Eder se ha comprometido a terminar.

Según el gerente del empréstito, la administración tiene especial interés en ejecutar ciertos proyectos como por ejemplo, la vuelta de Occidente que implica intervenir gran parte de la zona biodiversa y ambiental correspondiente a la zona rural de la ciudad, conectando los corregimientos de el Saladito, la Leonera y la Elvira; la terminación de la avenida Ciudad de Cali, el parque Alameda (el cual fue objeto en años recientes, de remodelación y embellecimiento a un costo bastante elevado), la avenida Roosevelt, el parque central de Cañaveralejo para construir en este último caso una especie de Central Park al estilo caleño, al igual que el bulevar de la avenida sexta, y la ampliación de la avenida Circunvalar para empatarla con la salida a la Buitrera. Aunque el funcionario no garantiza que dichas obras se terminarán durante el mandato del alcalde Eder, lo más preocupante es no conocer en fin de cuentas cuál será el verdadero costo de los proyectos, ni cuando se terminarán y sí para entonces los 3.5 billones de pesos serán suficientes para financiar dichas obras. En tanto que les corresponderá a los próximos alcaldes asumir su continuación, cubriendo una deuda que se proyecta en el tiempo con el pago de costosos intereses de financiación quedando comprometidos la ciudad y sus habitantes por varios años, con lo cual el proyecto del alcalde Eder de mejorar las condiciones de vida y de progreso de los caleños terminará “siendo peor el remedio que la enfermedad”.

El paquete de obras no se ajusta a los lineamientos nacionales ni a los acordados en la COP16 en cuanto a que deben hacerse en función del cuidado y protección del agua, de la biodiversidad como un santuario natural que garantice a sus habitantes las condiciones para enfrentar el cambio climático y la seguridad alimentaria.

ADENDA: La devolución del valor pagado por el Club Campestre por concepto de impuesto predial, debe analizarse en forma integral para no caer en desinformaciones que solo generan más odios y fracturas sociales, sin atacar las verdaderas causas generadoras de esas inequidades.

La elevada suma de más de dos mil millones de pesos genera molestia por la cuantía y la prontitud con la que se ordenó y materializó la devolución en momentos en que el distrito tenía dificultades fiscales.

Lo primero es precisar que fue el ex alcalde Ospina en 2023 quien ordenó la devolución de los valores y lo hizo con base en el acuerdo aprobatorio del POT de 2004 (nulitado pero vigente durante 30 meses) y el POT aprobado en 2014.

Lo grave es que a espaldas de los caleños, el concejo municipal de la época calificó el club campestre como Bien inmueble privado de interés cultural en una ciudad que permanentemente ve destruido su patrimonio histórico arquitectónico y con ello borrada la memoria de la ciudad.

Y peor aún, que esos hechos que pueden derivar en corrupción, se presenten sin rigor informativo, esto es, sin análisis profundos y sin investigación

Hoy más que nunca se requiere que la Información en su doble connotación como derecho fundamental y como derecho humano, sea rigurosa en cuanto a la veracidad, imparcialidad y objetividad.

En las últimas décadas, los escándalos han caracterizado las campañas electorales y sin embargo el despilfarro de los recursos públicos en obras no prioritarias, y en “embellecimiento “ de la ciudad, siguen esquilmando el bolsillo de los contribuyentes que cada año y en especial cada “actualización catastral” se ven Ad portas de perder sus viviendas por la imposibilidad de pagar el impuesto predial que es consecuencia del aumento desmesurado de los avalúos, con lo cual la burbuja inmobiliaria se impone a la racionalidad y lógica de la ley.

Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.

Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social

El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social