La paz también es posible en el Catatumbo. Sin embargo, hay quienes consideran que en las actuales circunstancias están agotadas todas las posibilidades de lograr la paz en esta parte fundamental del territorio colombiano. Entretanto, hay quienes por el contrario, creen que siempre y en todo momento es posible su realización ya que los seres humanos todo lo pueden, en especial las grandes personalidades, con lo cual se tiende a identificar la posibilidad de la paz con la realidad de la misma.
La raíz de tales concepciones se fundamenta en el divorcio entre lo que es posible y el desarrollo de la vida misma que hace que lo que puede ser posible y lo que no puede ser, no depende únicamente de los deseos ni de la voluntad política de los gobernantes, de los alzados en armas ni de sus organizaciones ilegales que actúan dentro del territorio estatal, y no de las conveniencias para el buen suceso de la paz. Dichas condiciones deben ser reales y concretas y no simplemente formales para que se realice el proceso mismo de la paz.
En tanto juega un papel principal la concepción ideológica y política dirigida a resolver el conflicto, además de lograr el apoyo de las fuerzas democráticas y progresistas comprometidas con la construcción de una paz estable y duradera y no simplemente de lograr la “paz de los sepulcros” o la “paz romana”, que en el fondo solo le conviene a determinadas clases sociales y grupos económicos y políticos.
En todo caso se trata de escoger el camino adecuado para convertir la paz en una realidad palpitante y no en una simple quimera.
Y de ahí la necesidad de denunciar a los enemigos de la paz, proclives a mantener la guerra disfrazada de paz logrando con ello destruir este proceso y generar un clima de caos e inseguridad, odios y venganza, contrarias al espíritu de la convivencia pacífica y de la no repetición de una tragedia que como la que se vive en el Catatumbo y en general en el país, solo ha servido para generar muerte, desplazamientos, pobreza y desolación para miles de colombianos.
La solicitud de ayuda del presidente Petro al gobierno venezolano para conjurar la crisis que se vive en la región del Catatumbo, hace parte de las tareas y obligaciones que se deben cumplir como parte fundamental del aclimatamiento del proceso de paz. Pero además existen diversas razones y motivos para terminar con dicho conflicto que hoy le trae al país más destrucción de su economía, de la vida social e individual y del medio ambiente natural; en tanto resulta imposible realizar las reformas que requiere el país en materia económica, política y social , que deben debatirse y aprobarse por medio de una Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa con participación de todas las fuerzas vivas de la nación que aboguen por un cambio político e institucional que permita avanzar por los caminos de la democracia plena y completa y del bienestar social.
No obstante las diferencias que entraña el proceso de paz, es necesario y prudente prever y prevenir los errores y circunstancias que interfieren el proceso mismo de la paz, tal como viene sucediendo en nuestro país con la política de la paz total, para lo cual el gobierno debe apoyarse en los conocimientos y experiencias que nos dejan otros procesos de paz, los cuales deben llevarnos a la reflexión con el fin de no caer en los mismos errores del pasado, atendiendo con ello aquella máxima según la cual quien no tiene en cuenta la historia está condenado a repetirla con todos sus errores, habiéndose podido evitar para beneficio del buen suceso de la paz y del conjunto de la comunidad del Catatumbo y en general del pueblo colombiano.