Con la posesión del presidente Donald Trump al frente del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, probablemente saldrán a relucir algunas de las contradicciones y conflictos que afronta el mundo capitalista globalizado.

Durante su primer gobierno renunció al tratado Trans Pacífico -TPP- por sus siglas en inglés, manifestando su propósito de renegociar los tratados de Libre Comercio suscritos con otros países, alegando que su gobierno “no permitirá que otras naciones se aprovechen de las ventajas ofrecidas por su gobierno”; poniéndose en tela de juicio las negociaciones con el mundo global en materia de inversión y de libre mercado.

Para dicho momento la canciller de Alemania Angela Merckel en visita a Varsovia expresó en términos generales que “el culpable de lo que parece decir el presidente Trump en su discurso sobre la existencia de un choque de civilizaciones versus la comunidad globalizada es pluto-populismo estadounidense; tras del cual sí existen problemas de destrucción del ingreso producto de la desigualdad social que reina en los Estados Unidos”.

Dicha crítica dirigida contra el entonces presidente Trump coincide -según algunos politólogos-, con los cambios económicos que se han producido con la globalización, afectando  a varios países e incluso a los EEUU, lo cual se debe entre otras cosas, a la incompetencia de sus clases dirigentes que no entendieron que la liberación del comercio no puede darse sin la participación e integración de la economía global, en tanto que las tendencias populistas de algunos sectores de derecha y de izquierda constituyen una amenaza que fomenta las divisiones y paraliza la política de mercado, lo cual se hace cada vez más evidente en torno a aquellos países en donde las tendencias liberales son objeto de toda clase de controversias y desconfianzas, por parte de los ciudadanos que se oponen a la globalización, tal como sucedió con el Brexit en el Reno Unido y con las disputas que se dan en el seno de la comunidad europea como Italia, España, Grecia, que se esfuerzan por superar sus dificultades económicas y financieras con el Banco Central Europeo.

Tal como sucedió en el primer gobierno del presidente Trump, se prevé que para su segundo mandato que se iniciará a partir del lunes 20 de enero del 2025 se producirá un gran viraje en la política económica del país, de corte nacionalista y populista dirigida a limitar el ingreso de mercancías de otros países al territorio norteamericano, so pena de tener que pagar altos aranceles, al tiempo que se propondrá impulsar el comercio bilateral, oponiéndose de esta manera al multilateralismo que realizan los países de la eurozona, del Japón, China, México, e India, y que podría llevar a USA al aislacionismo frente a los demás países capitalistas, lo que aparentemente le podrá traer grandes beneficios a determinados monopolios norteamericanos que se trasladarán a territorio estadounidense y terminarán gozando de toda clase de ventajas en materia tributaria y fiscal, lo cual redundará en la creación de nuevos y mejores puestos de trabajo que ofrecerá el gobierno del presidente Trump.

De esta manera quedarán atrás las políticas neoliberales del consenso de Washington con la negación de los tratados de libre comercio afectándose con ello las relaciones comerciales con países como China y del continente europeo al igual que con México en América Latina.

Quienes en la actualidad defienden las políticas neoproteccionistas del presidente Trump consideran que en su gobierno será posible disminuir sustancialmente el desempleo e impulsar las políticas de industrialización. Así mismo con la imposición de nuevos aranceles se logrará que grandes exportadores como China e India compensen los costos invertidos en los mercados de venta de productos, bienes y servicios.

Hay quienes afirman que el presidente Trump pretende renovar la doctrina Monroe “América para los americanos”, para enfrentar la expansión económica y política del capital chino en varios países de América central y del sur del continente como Brasil y Bolivia, para recuperar los mercados de venta de mercancías e imponer su hegemonía en el otrora patio trasero de América Latina e incluso apoyar aquellos países en donde las clases dirigentes se han apartado de los procedimientos democráticos los cuales han sido sustituidos por métodos y procedimientos autoritarios.

En medio de la confrontación ideológica y política entre los partidarios del proteccionismo y del neoliberalismo algunos dirigentes políticos han adoptado una línea intermedia entre estas dos concepciones sobre el manejo de la economía, siempre y cuando se garantice las relaciones comerciales bajo la protección de la propiedad privada y la libre competencia, detrás de la cual actúa el gran capital financiero nacional e internacional que en la actualidad predomina en el mundo capitalista globalizado generando una gran desigualdad económica y social a millones de seres humanos que además ya no creen en las instituciones de la democracia liberal ni en las promesas de los dirigentes políticos que buscan influir en las conciencias de las masas para lograr sus propósitos en materia económica, política y social. Circunstancia esta que no se podrá superar sino con la lucha ideológica y política de los sectores más democráticos y progresistas de la sociedad comprometidos con los cambios en medio del declive del mundo capitalista globalizado.

Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.

Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social

El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social