La Navidad y el Año Nuevo son más que simples fechas en el calendario; son momentos que nos invitan a la reflexión, a la unión y a la esperanza; en un mundo que a menudo parece estar dividido por diferencias, estas celebraciones ofrecen una oportunidad valiosa para reencontrarnos con lo que realmente importa: la familia, la amistad y la solidaridad. Regalar una sonrisa, un abrazo o simplemente estar presente en la vida de nuestros seres queridos es lo que realmente cuenta.
Así mismo, La Navidad y el Año Nuevo son épocas del año que tradicionalmente se asocian con la alegría, los regalos, cena especial con la familia y la celebración; el Año Nuevo nos brinda una hoja en blanco, una nueva oportunidad para comenzar de nuevo. Sin embargo, para aquellos que hemos pasado por el trascender de un ser amado, estas festividades pueden convertirse en un recordatorio doloroso de su ausencia. Este es el caso de muchos padres (a título personal), que enfrentan la Navidad y el Año Nuevo sin la compañía de sus hijos, ya sea porque se encuentran lejos o por su inesperado trascender.
La partida temprana de un hijo, de un ser amado, nunca, jamás será fácil, y las celebraciones de fin de año pueden ser un recordatorio doloroso de esa ausencia. Sin embargo, con el tiempo y con las estrategias adecuadas, es posible encontrar un equilibrio entre el duelo y la celebración; está bien sentir tristeza, pero también es válido buscar momentos de alegría y conexión con los que te rodean. Al honrar la memoria de tu ser querido, puedes crear un espacio donde el amor y la pérdida coexistan, permitiéndote avanzar mientras llevas su esencia contigo.
La primera recomendación para quienes atraviesan por esta brutal e indescriptible adversidad, es permitirnos sentir y recordar, con gratitud, amor y alegría a esa persona amada, las memorias de nuestro ser, pueden ser un refugio en medio del dolor. Crear un espacio en casa, tal vez un pequeño altar con fotos, detalles o alguna prenda que le perteneció, puede ser una forma de mantener su espíritu presente en nuestras celebraciones. Encender una vela en su honor durante la cena de Nochebuena o en la víspera de Año Nuevo es un símbolo de profundo amor eterno.
A medida que se navega por la tristeza, es útil establecer nuevas tradiciones que integren la memoria de ese ser amado en las celebraciones. Algunas familias optan por donar a organizaciones benéficas en su nombre, o realizar actividades que disfrutaba, alimentar un animalito en situación de calle, obsequiar un detalle a quien no lo puede tener, ir a ver luces navideñas, preparar su comida favorita, ver en familia esa película que tanto le gustaba, escuchar su música preferida, leer sus escritos, observar sus dibujos, oler las flores, disfrutar del canto de los pájaros, admirar las delicadas y hermosas mariposas multicolores, ver el majestuoso arco iris, en fin… éstas acciones no solo rinden homenaje a su memoria, sino que también pueden ofrecer un sentido de propósito y conexión en medio del duelo y nos ayudan a recordar con profundo amor.
Poder hablar sobre el trascender de ese ser con amigos y familiares, puede resultar liberador, compartir anécdotas y recuerdos sobre aquella persona, es sin duda una manera de celebrar y honrar su vida, en su ausencia. La risa y las lágrimas van a coexistir siempre, recordándonos que es sano sentirse triste y al mismo tiempo buscar momentos de alegría. El duelo es un viaje personal, único, y no hay un camino correcto o incorrecto para atravesarlo, manejarlo o asumirlo; lo puede plasmar, escribir o “describir” el más erudito ser humano, pero jamás podrá compararse con quien lo ha vivido, lo ha sentido en lo más profundo de su corazón y sus entrañas…!
Si bien el indescriptible dolor de ese inesperado trascender nunca desaparece, puede transformarse en un legado de amor. Agradecer por el tiempo compartido y por los momentos vividos, es un importante camino hacia la sanación. Con cada año que va pasando, surgen nuevas oportunidades para honrar la memoria y vivir de una manera que refleje los valores y la alegría que ese ser de luz trajo a nuestras vidas. La gratitud hacia un ser querido que ya no está con nosotros es un sentimiento profundo que trasciende el tiempo y el espacio. Aunque su ausencia pueda sentirse como un vacío inmenso, cada recuerdo compartido se convierte en un tesoro que ilumina nuestro corazón. Agradecer por las risas, las enseñanzas y los momentos de amor que nos regalaron, que nos han moldeado y fortalecido; la gratitud se convierte así en un puente que nos conecta con su memoria, espiritualmente, permitiéndonos honrar su vida y mantener viva esa luz en nuestros corazones.
Celebrar éstas fiestas sin el ser querido, es un desafío que requiere valentía y amor. Aunque la tristeza puede parecer abrumadora, es posible encontrar formas de recordar, honrar y celebrar la vida de aquellos que han trascendido, aprendiendo a convertir el dolor en un homenaje a la vida, permitiendo que el amor del ser amado, siga iluminando nuestros caminos en cada celebración, aprender a aceptar esa difícil mezcla de alegría y tristeza que puede ser liberadora.
Este fin de año, alcemos nuestras copas, no solo para brindar por el futuro, sino también para recordar a quienes han trascendido inesperada y tempranamente; que su luz brille eternamente en nuestros corazones, que en cada latir abriguemos su presencia y que a través de una vela, sintamos el calor de ese abrazo que será eterno, acompañado de la luz que trajo a nuestras vidas….Estoy absolutamente convencida que los tiempos de Dios son perfectos, por dolorosos que sean y que siempre habrá un mejor mañana.
Feliz nuevo año 2025…!
Te amo hija de mi alma, mi ángel eterno!
Comunicadora y Periodista - [email protected]