Todos hablamos de democracia y la relacionamos con la posibilidad de votar cada determinado tiempo y así, pensamos que hemos cumplido con el deber ciudadano, que, nos inculcaron en la escuela. Ahora nos llega la consulta por el Área Metropolitana, estamos preparados para el 24 de noviembre del 2024 y nos llega el año pre electoral de candidatos presidenciales y renovación del Congreso en marzo del 2026. A prepararnos y derrotar la abstención….

Lo cierto es que nos desentendemos del manejo del Estado, su responsabilidad se la dejamos a los elegidos, porque, presumimos que cuentan con una preparación mental clara, eficiente sobre la administración del Estado, con el trascurrir del tiempo y el poco avance social, comprobamos con tristeza que esos directivos, carecían de conocimiento sobre la transcendencia de la labor del Estado o poco les interesaba cumplir con su función administrativa, porque para ellos, prima la ideología que les permite vivir como grupo liderado por alguien, que se atreve a auto promocionarse como Partido Político.

Y a quienes no les interesa la ideología y menos el Estado, les importa llenar las arcas personales y grupales de su clan familiar, como lo venimos escuchando y comprobando en los medios de comunicación.

Así, evidenciamos con tristeza que, hacemos parte de una rueda loca, que gira en contra de todos y a favor de la algarabía de contratistas beneficiados, que no dejan ver la verdad real de la corrupción que los anida.

Lamentablemente, no le creemos a quienes con sus lucidas reflexiones nos alertan y preferimos seguir a quienes nos mienten, y la falsedad, se vuelve natural, convirtiéndose en la profesión de muchos políticos, de periodistas y de miles de personas que, no les interesa buscar la verdad.

Muchos me dirán: tenemos democracia con bastante libertad de prensa. Pero libertad de prensa no quiere decir verdad de prensa. Uno puede usar la libertad para decir otra cosa que la verdad. Los prejuicios son mucho más fuertes que el gusto por la verdad.

Ante ese panorama crítico, debemos insistir en la creación del sentido fustigador de la población y volvernos en excelentes defensores de instituciones sólidas, éstas son el patrimonio de la sociedad, no podemos seguir como montonera de individuos.

En concreto, nuestro desarrollo como sociedad, viene determinado por la clase de conformación institucional que logremos organizar, intentemos en nuestra familia, en el barrio, en la empresa, de no ser así, estamos condenados a continuar soportando mequetrefes en plan de lideres usurpadores de la palabra cambio, de la palabra honestidad, son solo oficiantes de la mentira.

¡En conclusión, la salvación es nuestra, atrevámonos!

  1. Argentina renovó el año pasado su democracia, con un gran cambio y Estados Unidos éste año. Hay esperanzas mínimo de acabar con las guerras…
Jorge Enrique González Rojas