Difícil poder planificar con rigor una ciudad que crece tan rápidamente, como Cali, sin antes considerar el territorio que ocupa ni la población total que ya tiene (incluyendo la asentada en los municipios vecinos y la flotante que proviene de su hinterland), y sin reflexionar sobre su geografía (clima, relieve, vegetación, flora y fauna, y los paisajes que conforman) e historia (sus orígenes, tradiciones, usos sociales y las sub culturas que han traído sus recientes inmigrantes) ni cómo, en consecuencia, reaccionar ante una nueva pandemia ni en cómo contribuye la ciudad al cambio climático, cómo este la afectaría en los próximos años, y como poner fin a su caos.

              Lo anterior es básico para plantearse un objetivo a largo plazo y para tomar las acciones pertinentes a corto y mediano plazo, para saber que modelos de ciudades en todo el mundo analizar y, finalmente, lograr un consenso entre los conocedores de la ciudad, sus estudiosos y los de las ciudades y sus arquitecturas, los trabajos adelantados en las universidades, la evaluación de los planes ya realizados, y por supuesto la comprensión de los ciudadanos a partir de su educación en tanto tales. En otras palabras, poder “planificar” sensatamente la planificación de Cali lo más pronto posible, a lo que mucho puede ayudar Diana Rojas y su Cali 500+.

              El dilema es entonces, si complicarlo todo o gritar: Keep It Simple, Stupid, KISS, cómo cuentan que lo hacia el ingeniero aeronáutico “Kelly” Johnson (1910-1990) quien a los 13 años ya se interesaba por los aviones y pensaba que la mayoría de los sistemas funcionan mejor si se mantienen simples; lo que lleva a pensar en una ciudad más sencilla para un modo de vida más sencillo y menos idiota, en su sentido original de dejar que hagan los otros, lo que se podría lograr fortaleciendo inteligentemente las ciudades dentro de la ciudad que ya se manifiestan en Cali. “Se ágil, callado y a tiempo” también recomendaba Johnson, de manera que punto…pero no final.

              Pasada la COP16, hay que insistir en lo que los visitantes pudieron disfrutar en Cali: su clima, paisajes, vegetación, biodiversidad y gentes amables. Pese al cambio climático, que ya se ha sentido en la ciudad, su clima es muy agradable, entre caliente al mediodía y templado al amanecer y el atardecer. Los paisajes que la rodean siguen siendo muy bellos pese a los incendios y tala de árboles, y los bellos arreboles del atardecer continúan. La vegetación que se seca cuando deja de llover pronto se recupera con las primeras lluvias. La biodiversidad es aún de las más altas del mundo. Y a sus gentes solo falta enseñarles a ser respetuosos con los otros.

              En conclusión, el propósito en el que todos debemos colaborar es que en Cali sus ciudadanos y sus autoridades municipales entiendan la interrelación en muchos aspectos de la secuencia: vivienda, vecindario, barrio, ciudad dentro de la ciudad, y núcleo del área metropolitana. Y entonces poder entender la importancia de vincular más adecuadamente el área metropolitana de Cali, una mini región, mediante dos nuevos ejes urbano-regionales, uno norte sur y otro oeste este, los que se prolongan a toda la subregión, la que junto con la mini región de Palmira conforman el sur del valle alto del río Cauca, en el suroccidente del país.

Benjamin Barney Caldas

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.