Las políticas de crecimiento y desarrollo económico y social del alcalde Eder se fundamentan en una visión superficial de la realidad que se vive en el país, a partir de la cual se considera que con la construcción de nuevas obras de infraestructura vial, de transporte, comunicaciones y vivienda, será posible superar el estancamiento de nuestra economía.

Quienes así piensan consideran que basta con reducir las tasas de interés impuestas por el Banco de la República y que además se reduzca porcentualmente la inflación para que de esta manera crezca la demanda social olvidándose que la misma depende de la capacidad de compra de los ciudadanos la cual se ha venido deteriorando significativamente impidiendo de esta forma ampliar los mercados de compra y venta de toda clase de productos, bienes y servicios.

Por otra parte, los presupuestos de inversión para la ejecución de ciertas obras como por ejemplo la terminación de las faltantes del proyecto de las 21 megaobras que se iniciaron durante el gobierno de Jorge Iván Ospina y sin el beneplácito de los ciudadanos, no cuentan en la actualidad con los presupuestos adecuados para su financiación, además de los recursos con los que debe contar el distrito de Cali para la construcción del denominado tren de cercanías.

La experiencia ha demostrado que el costo final de las obras sobrepasa los presupuestos iniciales derivados de la existencia de costos adicionales (sobrecostos), que encarecen notablemente su valor al igual que el de los préstamos requeridos, como ha sucedido en el inmediato pasado dejando a la municipalidad con un abultado déficit presupuestal, que se podrá aumentar por cuenta de la autorización que el concejo distrital le entregó al alcalde Eder para ejecutar las obras contenidas en el Plan de Desarrollo, lo que implica que la ciudad como otras del país aumente su dependencia económica y financiera de los acreedores, lo cual incidirá en la política general de la actual administración y las subsiguientes.

La idea de que con la construcción de nuevas obras en sectores estratégicos de la economía  crecerá la inversión, no deja de ser más que un espejismo con el cual se corre un riesgo financiero en tanto que se prevé que la economía nacional no crecerá más del 1.7% del PIB para el 2025 y el déficit fiscal aumentará exponencialmente con el incremento de la deuda pública, con lo cual la participación del Estado en la financiación de obras como el tren de cercanías quedará aplazada indefinidamente, entretanto la ciudad de Cali tendrá que cumplir los compromisos con los banqueros.

Ahora bien, desde el punto de vista social, la creencia de que se crearán nuevos puestos de trabajo, dependerá en fin de cuentas de la recuperación de la economía y de la existencia de nuevas condiciones financieras de las ciudades y regiones para desde allí comenzar a realizar un verdadero plan de reactivación económica que se viene aplazando sin tomar en la práctica las medidas económicas, políticas, sociales, culturales, ambientales, para cumplir con dicho propósito el cual no podrá convertirse en realidad sino se cuenta con la participación del capital financiero nacional e internacional en asocio con el capital estatal y la participación efectiva de los ciudadanos en todos aquellos planes y programas de interés general como lo establece la Constitución Política de Colombia.

Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.

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