Cuando al estado llegan neófitos ideólogos que utilizan el poder detrás de sus funciones se empiezan a gestar improvisaciones. El caso más protuberante es la restricción a la movilidad empleando la desgastada prohibición de circulación que padecemos, mal llamada “pico y placa”. En los veinticinco años que lleva la restricción, las ciudades no han adaptado eficientes sistemas de transporte masivo y modernización de infraestructura vial, incluyendo ciclo vías, que sustituya el uso vehicular. La respuesta a la ineficiente medida creo soluciones individuales. Se incrementó exponencialmente el parque de motocicletas, se incentivó tanto el transporte informal como el uso de plataformas de movilidad probando la ineficaz medida.

En el tema ambiental nuevamente observamos al Minambiente reglamentando el uso y eliminación gradual de plásticos de un solo uso. En esta ocasión, el 2 de julio (2024) emite la resolución restrictiva la cual inició cinco días después, sin que la cadena de uso tenga tiempo en preparar su transición.

Indudablemente la medida pretende salvaguardar la indebida disposición de plástico y reforzar la economía circular del reciclaje.

Para el usuario y comercio en general, especialmente de alimentos, su implementación convertida en galimatías. Las acostumbradas bolsas para empacar frutas y verduras difícilmente serán sustituidas en el corto plazo. En las galerías de antaño se usaba papel periódico, pera ante la digitalización no es una opción. Difícil sustituir por hojas de plátano, bijao o chisgua. Y si se usan bolsas eco ambientalmente amigables empacando todas en una sola, las congestiones en las cajas registradoras serán monumentales.

¿Y cómo se recogerán los excrementos de las mascotas? O quizás se convertirán en abonos orgánicos naturales en los parques, separadores y antejardines de sus cotidianas caminatas.

¿No sería de mayor impacto y cooperación mutua entre estado regulador y sector productivo, desde el campesino hasta la gran empresa, emplear utilización elementos biodegradables en todas las etapas manufactureras y no dejar únicamente al usuario final como responsable de la defensa ambiental?

¿En qué ha sido invertido el impuesto a la bolsa plástica que inició en 2017 mediante cobro de $ 20 hasta llegar este año (2024) a $ 66?

Por ultimo y sumándose a los falsos ambientalistas del estado, ha sido la cancelación del programa de reciclaje abanderada por almacenes Éxito, encabezando el patrocinio Colgate Palmolive, a quien se le sumaba L’Oreal, Pepsico, Coca Cola, Bavaria, Unilever, Colcafe, P&G y Bimbo. Todas estas empresas, quizás las mayores aportantes en material de empaque de potencial reciclable, proclaman misionalmente preocupación por el medio ambiente pero hacen todo lo contrario cuando la actividad no genera réditos comerciales.  La docena de almacenes que habían logrado en el corto plazo motivar clientes y amigos subliminalmente en procesos de reciclaje, aportando más de cincuenta toneladas mensuales de material, abandonan un programa que sí tenía sentido común ambiental.

Ojalá las directivas de estas empresas tomen conciencia, inviten a más actores, multiplicando el esfuerzo convirtiendo Colombia en modelo y referente global de conciencia ambiental.

No es la restricción la solución. Es el actuar y conciencia ciudadana la salvación.

Guillermo E. Ulloa Tenorio

Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.