Después de los copiosos y tormentosos aguaceros del mes de mayo que alertaron nuestra fragilidad como ciudad tropical entramos este mes en la época estacional de verano. Adelantemos la preparación que se requiere. Evitemos los estragos de altas temperaturas y resequedad de capas vegetales propicias para propagar los incendios forestales de nuestros cerros tutelares. Abracemos los esfuerzos de las cuadrillas de Bomberos Voluntarios, personal de mantenimiento y guardabosques evitando las conflagraciones que velozmente acaban con la fauna y flora desplazándolas de su acostumbrado hábitat.
Los embalses no alcanzaron a recuperar sus adecuados niveles. Por ello debemos continuar ahorrando agua y consumo de energía mediante su uso racional. Aprovechemos el momento y retornemos al civismo que por décadas identifican la ciudadanía caleña. En cada frente de nuestras viviendas limpiemos de parasito naturales los árboles que con buena sombra nos protegen. Mantengamos los antejardines impecables. Aprovechemos sembrando plantas que con su florescencia veraniega brindan colorido y de paso albergan los polinizadores que la naturaleza ofrece.
Sea esta oportunidad para convocar al vecindario de la cuadra en jornadas de limpieza y embellecimiento de parques, zonas verdes aledañas, orillas de quebradas y canales de agua. Aprovechemos las instancias de las juntas de acción comunal y administradoras locales en buscar apoyo para el adecuado alumbrado público y seguridad que permita su disfrute comunitario. Con estas sencillas acciones estaríamos incentivando una amigable convivencia ciudadana.
Iniciando estas sencillas faenas en los cuatro meses que aun faltan para recibir la visita de miles de turistas y prensa, mostraremos al mundo que asistirán el evento de la COP 16,una envidiable vitrina caleña merecedora de la bendición de belleza tropical que preciamos.
Cuando la ciudad se preparaba para los Juegos Panamericanos de 1971, el espíritu caleño unió esfuerzos en la construcción de decenas de fuentes de agua que adornan la ciudad. Porque no volver a entusiasmar diversos actores, privados, gremiales y cívicos en modernizar las fuentes con los avances tecnológicos empleados globalmente que convierten sus aguas en permanentes danzas acuáticas de acrobático esplendor, acompañadas musicalmente e infinitos cambios de colores de las luces que las engalanan.
Aprovechemos la tradicional navideña de adornar las calles del barrio, pintar fachadas y con ese mismo entusiasmo dar la bienvenida a los turistas de octubre. La impresión que ellos se lleven se multiplicará con la voz a voz de haber descubierto en la frondosidad y alegría tropical de sus gentes aquel paraíso que Jorge Isaacs inmortalizó en su obra.
No podemos abandonar el esfuerzo de Alcaldía y Gobernación en mostrar al mundo la región y su ciudad capital, confirmando ser dignos de haber sido elegidos para el más importante evento global que en la historia se haya recibido.
Poniendo todos unos granos de arena, multiplicado por tres millones de habitantes, exteriorizamos porque Cali ostenta orgullosamente, por su gente, clima y cultura, el apelativo de “La Sucursal del Cielo”.
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.