Benjamin Barney Caldas
Valorar y conservar el Patrimonio Cultural Material, en tanto monumentos, edificaciones y espacios urbanos, es inherente a las ciudades, y ayuda a convertir a sus nuevos habitantes en urbanitas. Es el patrimonio construido en el pasado por una comunidad y conservado hasta la actualidad y transmitirlo a las generaciones futuras, y fuente de experiencias emocionantes para los que lo usan o visitan. Su estudio y conservación incluye su reconstrucción, restauración, mantenimiento y renovación, considerando su emplazamiento, función, construcción y forma, por historiadores y restauradores, arquitectos y constructores.
La reconstrucción de monumentos, edificaciones y espacios urbanos, ya sea total o parcial, y si es factible, debe buscar conservar el recuerdo de hechos significativos, y además completar su conocimiento, de una manera más contundente que una simple placa. Su emplazamiento y función se mantienen, pero su nueva construcción por parte de restauradores y constructores probablemente tendrá materiales y componentes nuevos en la medida en que sean pertinentes a nuevas normas y circunstancias, lo que ayudará a identificar las partes nuevas, discreta pero creativamente, no “disfrazándolos”, brindando entonces nuevas emociones.
La restauración de aquellos monumentos, edificaciones y espacios urbanos de interés cultural con el propósito de darles mayor importancia, puede implicar reconstrucciones parciales, pero en todo caso la función, construcción y forma de estas no debe cambiar, o entonces ya se trataría de una renovación. En general aquellos son recuperados por parte de restauradores, pero siempre considerando las normas existentes para cada caso, las que igual se aplican para su posterior mantenimiento y no tener que intervenirlas nuevamente en el futuro o solo para corregir equivocaciones o porque se cuenta con nueva información.
El mantenimiento de los bienes de interés cultural, BIC, solo debe buscar conservarlos en buen estado, pero que esto varía considerablemente según se trate de edificaciones, monumentos o espacios urbanos, y que debe concentrarse únicamente en protegerlos, y así garantizar su permanencia, por lo que su función y forma no se deben cambiar, pero ocasionalmente su construcción sí debe ser mejorada, y entonces ya se trataría de una pertinente restauración mas no de una renovación. Trabajo realizado por diferentes técnicos según los diferentes aspectos involucrados, pero siempre debidamente supervisados por restauradores con experiencia.
La renovación no debe partir de sustituir una cosa “vieja” por una “nueva” mas sí de su pertinente combinación, y por lo contrario como la necesidad de cambiar su función para poder conservar su forma; y que las nuevas construcciones y cambios en las existentes, que ineludiblemente modificarán su forma, la recuerden pertinentemente. Así, la renovación de los monumentos, edificaciones y espacios urbanos de las ciudades, implica simultáneamente su valoración, reconstrucción, restauración y mantenimiento, considerando su función, construcción y forma, por parte de arquitectos, restauradores y constructores.
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.