Benjamin Barney Caldas

Se trata de un método de diseño para los muebles y elementos de una arquitectura regionalista y urbana y para una ciudad ídem, que correspondan a la geografía, historia y presente de cada sitio geográfico, y de un lugar histórico para sus tradiciones, usos y costumbres. Que el lugar se analice como un todo y no una suma de algunas de sus partes, y que siguiendo el tratado de Vitruvius, el diseño no sea la suma de su “construcción, función y forma”, sino su multiplicación partiendo del emplazamiento, del que también se ocupó, hasta la forma, y lo mismo en sentido contrario hasta lograr su equilibrio final.

Que su emplazamiento en las casas, edificios, calles, parques y zonas verdes, considere los usos, sistemas constructivos y formas existentes en su entorno, y por lo tanto incidiendo pertinentemente en él y en su función. Que los nuevos diseños continúen los existentes allí o los complementen, pero no que los perturben. Que sus sistemas constructivos respondan a la disponibilidad allí de los recursos requeridos para su construcción en cada ciudad. Que sus formas respondan al espacio urbano o arquitectónico que ayudarán a conformar, como a las funciones iniciales y previendo otras posibles pero pertinentes en su futuro.

Que la función (utilitas) de los muebles sea a partir de un espacio divisible, versátil y remodelable, o transformable, y por lo tanto que esto incida en su pertinente construcción y forma. Que sus diversos subespacios, servidos como servidores, sean versátiles permitiendo reacomodar sus muebles, como también cambiar su uso permanentemente o por periodos cortos o largos. Que sea un diseño remodelable, parcial o totalmente; fácil de mantener, cambiar o sustituir. Que sea de incorporación progresiva, o divisible, que se pueda crecer o disminuir, o transformar del todo o únicamente por diversos sectores.

Que su construcción (firmitas) sea regenerativa, sostenible y económica, y en función de su emplazamiento, función y forma. Que sea regenerativa al reusar todo lo existente en su sitio de construcción o montaje, tanto en un edificio como en la ciudad. Que sea fácil de mantener ya sea de uso privado o público o de propiedad pública o privada. Que sea económico al exigir menos inversión en materiales, dispositivos, agua, energía y mano de obra en su construcción, y disminuyendo los sobrantes y desperdicios; como igualmente en su mantenimiento periódico y sus eventuales reparaciones posteriores.

Que su forma (venustas) sea comprensible, grata y emocionante, y por lo tanto que incide necesaria pero pertinentemente en la forma del espacio en el que está, ya sea urbano o arquitectónico. Que sea comprensible y no extraña al ámbito en el que se ubica, lo que depende mucho de su tamaño. Que sea grato al rememorar experiencias pasadas u otros amoblamientos similares. Que sea emocionante, pero no tanto que sorprenda exageradamente o solo la primera vez, y siempre que dependa pertinentemente de su uso, construcción y emplazamiento en el edificio o en los espacios urbanos públicos de la ciudad.

Benjamin Barney Caldas

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.