La economía, la panacea moderna del desarrollo, está basada en el crecimiento del consumo en todos los niveles, pero los recursos del Planeta Tierra no son infinitos, son limitados y los estudiosos insisten en la necesidad de una política para su uso cuidadoso, pues eran abundantes para una pequeña población, pero cada día menores para una población creciente. En otras palabras, más gente para repartir un pastel que decrece.

Como lo expresó hace rato el senador norteamericano Robert Kennedy: “el PIB lo mide todo, excepto aquello que hace que la vida merezca la pena”. O sea que este guarismo no evalúa la salud, la educación, la igualdad de oportunidades, ni el estado del medio ambiente, ni muchos otros indicadores de la calidad de vida. Ni siquiera cuantifica algunos aspectos cruciales de la economía como es su sostenibilidad, es decir, si se encamina o no a una crisis.

Todo lo anterior y lo limitado de los recursos del Planeta hace que debemos replantear el concepto del crecimiento del consumo y con urgencia llegar a la necesidad de economizar y reducir lo superfluo. Un ejemplo es el caso de los frascos que tienen impreso el uso de su contenido, pero se embalan en una caja de cartón y está a su vez se cubre con plástico y así con muchas otras cosas. Ya pocos recuerdan cuando se mercaba con un canasto en donde se depositaban los productos sin envolverlos en papel, cartón o plástico, que hoy luego se votan e incrementan la contaminación de ríos y mares.

Igual debemos economizar agua y energía eléctrica, no tanto por el costo de la factura sino para evitar los próximos racionamientos por estar la región más que retrasada en desarrollar el sistema de abasto de agua estudiado desde 1990 y por la crisis eléctrica. A la región la emascularon con la creación del inútil Ministerio del Medio Ambiente y la agencia para el desarrollo integral de la región que había estudiado los proyectos para la provisión de agua y energía y que cambiaron por la de los “cuentos verdes” y otros cuentos con las comunidades. No debemos olvidar los vallecaucanos que importamos del orden del 46% de la energía eléctrica cuando podíamos ser autárticos.

Es urgente recuperar el liderazgo vallecaucano y no dormir sobre lo realizado. ¿Cuánto pesa el Valle en las políticas del país? ¿Cómo es el liderazgo de nuestros congresistas vallecaucanos en la defensa de los proyectos y recursos para la región? Es algo que debemos preguntarnos todos los días y no soñar como la lechera antes de que se le derramara la leche.

Nicolas Ramos Gómez

Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP