El jesuita Jorge Mario Bergoglio (1936-2025), primer latinoamericano en ser proclamado Papa, siempre se identificó de vocación pastoral. Cercano a las comunidades populares de su nativa Buenos Aires ejerció con fundamento el corazón ideológico del evangelio. Había sucedido a Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, quien, a diferencia, era un profundo y ortodoxo teólogo dogmático.  

La cercanía del Papa Francisco con la realidad contemporánea lo convirtió en moderno evangelizador en aras de atraer nuevamente a la Iglesia Católica, devotos católicos a quien la misma iglesia había abandonado, otorgando bendición a parejas divorciadas y vueltas a casar, al igual que parejas del mismo sexo (Amoris Laetitia). Fustigó y castigó las ovejas descarriadas por corrupción y violencia sexual en el sacerdocio.  

Considerado un reformista y revolucionario por sus detractores, era por encima modernista. Su preocupación por el medio ambiente (Laudato Si), las poblaciones migrantes globales, pobreza, paz global, la violación de derechos fundamentales (Fratelli Tutti) llegaron a las periferias existenciales del mundo contemporáneo. 

Extrañaremos con nostalgia su refinado humor, su lenguaje coloquial, especialmente el mundo hispano parlante, quienes tuvimos la oportunidad de entender por su manera sencilla de expresión, complejos fundamentos dogmáticos. Sus encíclicas son un tesoro lingüístico con expresiones contemporáneas alejadas de sofisticada terminología teológica. En su viaje a Colombia (2017) será inolvidable la frase de esperanza y amor; “Ustedes jóvenes son capaces de descubrir la Colombia profunda”. 

Como buen argentino, su pasión por el futbol y el equipo San Lorenzo, era un conector extraordinario. Recordaremos su picara sonrisa en momentos que artistas y cantantes latinoamericanos expresaban a través de modernos géneros musicales dedicatorias al pontífice. Un agudo sentido del humor siempre lo acompaño. Inolvidable su primer gesto de agradecimiento al ser elegido Papa en 2013. “Han tenido que buscar al Papa al fin del Mundo”, refiriéndose a la lejanía de Argentina, sus pampas y  La Patagonia.  

Superó problemas de salud, desde una primera crisis posterior a un fuerte cuadro gripal siendo seminarista (1957), sacrificando parte del pulmón. Padeció de ciática crónica, altamente observable por permanentemente buscar apoyo al caminar. El deterioro de su salud se hizo mas notorio en los últimos años obligando a suspender sus viajes internacionales y recortar el tiempo de audiencias públicas. 

Recordaremos la cuaresma y Semana Santa del presente año del Jubileo (2025) con similitud al acontecimiento evangelizado de los últimos días de nuestro Señor Jesús. Terminando el domingo de resurrección, el día más importante de la iglesia católica, y después de su última intervención dominical, falleció a la mañana siguiente. En palabras del cardenal Kevin Joseph Farrell, al confirmar la triste noticia, dijo “el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Señor.” 

Su humildad es un símbolo universal que presenciamos en los actos litúrgicos de su funeral. Hace un año (2014) cambió el reglamento funeral eliminando el pomposo acto, por uno de extrema sencillez, desde el refinado sarcófago acostumbrado hasta el lugar del descanso eterno, cambiando la tradición milenaria de la Basílica de San Pedro a su parroquia preferida Santa María la Mayor. 

“No busquemos lo extraordinario, sino lo simple y cotidiano”

Guillermo E. Ulloa Tenorio

Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.