Mientras que en algunos sectores de opinión y medios de comunicación se repite la frase de que Buenaventura continúa siendo el principal puerto de Colombia sobre el océano Pacífico, cada vez resulta más incierto su futuro y no es solo porque el actual gobierno como los anteriores no procedieran a contratar oportunamente la operación de dragado que requiere el puerto, sino por la competencia que ha surgido con la construcción en el Perú del nuevo mega puerto de Chancay, dotado de las más avanzadas tecnologías y con mayor capacidad para recibir los nuevos barcos de carga que demandan de un calado de más de 16 o 17 metros de profundidad respecto del canal de acceso al muelle respectivo, condiciones estas que no tiene el puerto de Buenaventura.

Entretanto, la profundidad del canal de acceso del puerto de Buenaventura, escasamente sí llega a los 12 metros de profundidad lo que hace imposible el acceso de los grandes barcos que hoy cruzan el océano Pacífico transportando toda clase de mercancías hacia los diferentes puertos en Asia y en América.

De esta manera el puerto de Buenaventura quedó rezagado en el tiempo y en el espacio, a la vez que el país pierde competitividad y Buenaventura se convierte en un puerto de segundo nivel para el transporte marítimo de algunos bienes relacionados con el comercio internacional.

Mientras tanto, el centralismo bogotano que desde siempre se ha beneficiado con los recursos que produce el puerto de Buenaventura, ha conducido a que la ciudad y sus habitantes continúen padeciendo los rigores de la pobreza extrema, el desempleo, la violencia y que más de la mitad de su población carezca de los servicios públicos básicos fundamentales. Circunstancias estas que no solo afectarán su sostenibilidad económica y financiera sino el monto de los recursos que le transfiere la nación y que han venido disminuyendo sistemáticamente a pesar de que por el puerto se moviliza más del 40% de la carga del comercio exterior del país, la cual se verá disminuida sustancialmente al igual que el porcentaje que le corresponde al distrito de Buenaventura.

Sin el dragado de profundidad de las aguas del canal de acceso no será posible lograr el mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de los bonaverenses y como tal se vendrá a menos su posición estratégica como el principal puerto del Pacífico Colombiano, situación esta que contrasta con la posición asumida por los gobiernos anteriores a nivel nacional y local, dedicados a privilegiar al sector privado a través de la sociedad portuaria de Buenaventura que en los 30 años de estar operando ha obtenido pingues ganancias a costa de la explotación económica de los trabajadores que laboran en el puerto, además del deterioro del medio ambiente natural debido a la contaminación multicausal que se genera en sus aguas.

No sobra recordar que el proceso de privatización de puertos de Colombia se realizó bajo el gobierno del presidente Gaviria, quien apoyándose en la recién promulgada constitución de 1991 le abrió la puerta al sector privado para que de manera sistemática se apropiaran de este recurso, dejándole al Estado y al distrito de Buenaventura los costos económicos, sociales y ambientales que en la actualidad sobrepasan las posibilidades de cubrirlos con los escasos recursos que hoy se producen por concepto de las exportaciones e importaciones de toda clase de mercancías que entran y salen por dicho puerto.

Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.

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