La política neocolonial adelantada por los países más desarrollados como los EE:UU de Norteamérica o China continental tiende a expandirse entre los países menos desarrollados a partir de la implementación de nuevos métodos y procedimientos comerciales. Siendo su objetivo principal afianzar su dominación económica, política y militar, en aquellas regiones estratégicas del mundo capitalista globalizado.
Para tal efecto, se intensifican novedosos sistemas de exportación de capital industrial y financiero apoyándose en las nuevas tecnologías que se ofrecen a través de grandes empresas privadas o mixtas de fondos internacionales de determinadas corporaciones, a las cuales se les garantizan toda clase de ventajas jurídicas, tributarias y arancelarias relacionadas con las inversiones y el retorno de sus utilidades a sus casas matrices.
En las condiciones del capitalismo, tanto en el pasado colonial como en la actualidad los monopolios tienen la posibilidad de apropiarse de los mercados de venta y de las fuentes de materias primas, logrando además que estos crezcan con la venta de sus productos, bienes y servicios como consecuencia del intercambio no equivalente de mercancías que venden a los países dependientes a precios exorbitantes, mientras que estos se ven obligados a vender sus productos y mercancías a precios absolutamente más bajos.
Los acuerdos comerciales de carácter internacional entre los países desarrollados y los menos desarrollados en Asia, Africa y América Latina, han privado a sus pueblos de las condiciones indispensables para lograr su desarrollo económico y social independiente, y de haberlos condenado a vivir en la pobreza y en el subdesarrollo; utilizando para ello las organizaciones internacionales y regionales como el FMI, el Banco Mundial, la Ocde, que son instrumentos de presión y avasallamiento económico y financiero, con los cuales se protegen los intereses del gran capital monopolista de Estado y transnacional que se impone en el mundo capitalista globalizado de nuestro tiempo.
La lucha de los países emergentes por liberarse del nuevo colonialismo no debe constituirse en una barrera para que los países y pueblos dependientes de la economía capitalista dominante, puedan integrarse regionalmente bajo una nueva forma de cooperación y de ayuda mutua acorde con sus intereses y necesidades en materia de crecimiento y desarrollo económico y social, siendo esta una de las tareas fundamentales que deben impulsar las fuerzas democráticas y progresistas de los países subyugados por las vías y nuevas prácticas del colonialismo capitalista atravesado en esta etapa por una poli-crisis que podrá desembocar en una eventual guerra comercial, particularmente entre los EE.UU y China.
Por otra parte, con base en la experiencia práctica e histórica, las políticas de liberación del comercio que protegen la libertad de mercado y la libre competencia, adquieren con el tiempo un carácter destructivo y entorpecedor del desarrollo económico de los países menos desarrollados; entretanto los monopolios terminan ahogando toda aquella iniciativa progresista y democrática para superar el colonialismo de nuevo cuño.
Así mismo, las políticas proteccionistas solo conducen en la práctica al aislacionismo y estancamiento de la economía; entretanto las políticas neoliberales ajenas a toda regulación e intervención del Estado han traído como consecuencia la desigualdad económica y social.
No hay que dejarse seducir por los cantos de sirena del reformismo de corte populista que hablan de reducir la deuda pública, la inflación y el déficit fiscal y presupuestal, además de otorgar subsidios a los sectores más vulnerables de la sociedad e incluso mejorar la productividad del trabajo con el apoyo de las nuevas tecnologías y de la inteligencia artificial. Todo lo cual desde luego no deja de tener su importancia para avanzar por el camino del crecimiento económico, a la vez que el capital extranjero resulta a la postre ser el gran beneficiado con la explotación del trabajo y la apropiación de la riqueza social, determinando en cierta forma el destino de los países dependientes del gran capital financiero nacional e internacional que domina en el mundo capitalista globalizado.
ADENDA: Tras el hundimiento del proyecto de ley de financiamiento en las comisiones económicas de la cámara y senado, al gobierno no le queda otra salida que ajustar el proyecto de presupuesto de funcionamiento e inversión para la vigencia fiscal 2025, teniendo en cuenta que ya no recibirá los recursos previstos para atender en su totalidad dichos rubros. Circunstancia que se traduce en un desfinanciamiento del presupuesto, debido al incremento de los gastos de funcionamiento del aparato del Estado y de la abultada deuda pública, que difícilmente contribuirá con la reactivación económica y el desarrollo social.
ADENDA DOS. La postulación del abogado Mendoza como embajador de Colombia en Tailandia no parece estar fundamentada en las exigencias y requisitos propios de la carrera diplomática puesto que carece del conocimiento y la experiencia práctica para el ejercicio de funciones al frente de dicho cargo. Circunstancia que conducirá a que su designación poco o nada contribuya a estrechar las relaciones de cooperación y ayuda mutua entre los dos países. En tanto que su condición intelectual y moral individual caracterizada por su misógina y sexismo es considerada por hombres y mujeres como una afrenta a diversos sectores de la sociedad que no piensan que la caricaturización de las relaciones sexuales entre las parejas obedezcan a un criterio progresista y democrático, atadas al viejo y desueto espíritu de liberación absoluta con la cual se destruye el ser antes que construirlo y lograr que el amor le de vida al contenido de la vida misma, permitiéndole a los seres humanos actuar dentro de los límites y medidas de un orden cambiante que beneficie a todos y a cada uno de los individuos.