Donald Trump es el ganador de las elecciones en Estados Unidos tras la confirmación de su victoria en el Estado de Wisconsin. Será presidente de los Estados Unidos por segunda vez. El candidato ha logrado el triunfo en Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte. Al filo de las 5:40 a.m se ha confirmado su victoria. Obtiene 277 delegados (la mayoría está en 270) frente a los 224 de Kamala Harris, con una victoria contundente, aunque faltan los votos en otros cinco Estados. Trump se ha adjudicado el triunfo en 27 territorios frente a las 19 plazas que obtiene la vicepresidenta, entre ellas Nueva York, California, Illinois y Minnesota. Trump ha celebrado su victoria con una fiesta en West Palm Beach, en Florida, en la que ha comparecido tres horas antes del resultado definitivo. Allí, ha proclamado: “Vamos a arreglar todo lo que está mal en este país”. “Es hora de dejar atrás las divisiones de los últimos cuatro años”, ha añadido el republicano.
Trump hizo historia al protagonizar un triunfal regreso a la Casa Blanca después de su derrota hace cuatro años frente a Joe Biden. Lideró la contienda hacia la media noche con la mayoría de los votos escrutados. Y la ventaja sobre su contrincante no fue menor ni ajustada como anticipaban las encuestas. Los sondeos se equivocaron una vez más. Donald Trump arrasó y superó las expectativas incluso de los más optimistas.
Su victoria tiene sabor a revancha porque, a diferencia de 2020, esta vez ganó también el voto popular. “Es un sentimiento de amor”, dijo al hablarle a sus seguidores en un tono pausado y sin agregar mayor triunfalismo del necesario a la celebración después de asegurarse una clara victoria. Trump mejoró sustancialmente su desempeño frente a los resultados obtenidos en la pasada elección, cuando perdió por márgenes mucho menores los Estados del muro azul, cruciales para ganar la presidencia. La herramienta de predicción de The New York Times se arriesgó a predecir una victoria contundente del expresidente por 297 votos electorales. Trump incluso obtuvo un mayor apoyo entre los latinos.
A pesar de su discurso racista, antiinmigrante y a pesar del gran escándalo desatado tras el criticado comentario del humorista Tony Hinchcliffe, que se refirió a Puerto Rico como una isla flotante de basura, muchos menos latinos apoyaron esta vez a los demócratas. En algunos Estados Trump aumentó alrededor de 10 puntos porcentuales entre los hispanos. El voto masculino también ha sido determinante para los magníficos resultados del republicano. Ante la claridad de su ventaja parcial, la campaña de Harris tenía puestas todas sus esperanzas en victorias en esos tres Estados del muro azul: Pensilvania, Wisconsin y Míchigan. Esperaban mejores resultados, tal vez un “milagro” en las zonas metropolitanas que tradicionalmente favorecen al partido demócrata, ya que Trump es el rey en la “América rural”.
Estos resultados muestran un país conservador, nacionalista, desencantado con el Gobierno de Joe Biden que, a pesar de mostrar cifras económicas favorables, ha sufrido unos índices de inflación que no han perdonado el bolsillo de los estadounidenses. El alto costo de vida —incluyendo los precios desorbitantes de los servicios de salud, de la vivienda y de la educación superior—, y la crisis migratoria, de inseguridad y el deterioro en la salud del presidente Biden le han pasado una factura costosa a los demócratas.
En su discurso de victoria, Trump prometió unir al país y dejar atrás la polarización. “El éxito nos unirá” y agregó que gobernará “con una misión”. “Promesas hechas, promesas cumplidas”, dijo.
Las expectativas entre sus seguidores no son menores. Gran parte de los estadounidenses que han sufrido un deterioro en la calidad de vida le dieron un cheque en blanco para que cumpla su principal promesa de campaña: recobrar la grandeza de Estados Unidos. Muchos creen que Trump cuenta con lo necesario para lograrlo.