La alerta proveniente de la Contraloría General de la República que muestra la existencia de un deterioro en la seguridad energética del país, se convierte en un verdadero riesgo en el mediano plazo siendo necesario tomar las medidas del caso para enfrentar un posible desabastecimiento de energía eléctrica, asociada con la disminución de la exploración del petróleo, el gas, el carbón, que afectará directamente a la población y a la industria del país. A todo lo cual debe sumarse el envejecimiento de las redes de transmisión que pueden determinar en su conjunto un desabastecimiento energético que desde luego afectará directamente a diversos sectores de la población colombiana.
Hasta tanto no exista una política de carácter estructural y funcional encargada de regular los procesos de transición energética lo más probable es que se genere un apagón en varios lugares y poblaciones de la geografía nacional.
Mientras tanto la demanda de energía seguirá creciendo especialmente la energía eléctrica, lo que no excluye la posibilidad de realizar un proceso de transición de las energías fósiles a las energías renovables que no contribuyan a incrementar las emisiones a la atmosfera que causan el efecto invernadero.
En todo lo anterior juegan un papel fundamental en el proceso de transición los avances que se vienen realizando en materia de energía solar o, provenientes de las fuerzas del viento que resulten más eficientes, como de los motores eléctricos de los automotores que no utilizan combustibles fósiles derivados del petróleo como la gasolina y el diesel.
Desde luego que los magnates del petróleo, el gas o el carbón, no están interesados en que exista una política a nivel global encaminada a hacer efectiva una verdadera política de transición energética que limite la expansión de la exploración y explotación de dichos recursos.
No obstante, no debe anteponerse a la seguridad la transición energética lo cual a nuestro juicio constituye un error, en tanto que es necesario tener en cuenta las condiciones concretas y objetivas de cada país como factor determinante del desarrollo de dichos procesos, sin impedir por otra parte que se contribuya con políticas adecuadas para atender las necesidades e intereses de la sociedad, que volviendo al caso de Colombia en donde se presenta un declive de los hidrocarburos con la caída de la actividad exploradora, hará que el país en poco tiempo tenga que importar gas no solo para atender a la industria sino a diez millones de hogares aproximadamente que se surten de este producto, afectándose con ello no solo la transición sino la seguridad energética. En tanto que no existen hasta el momento los medios e instrumentos para acceder a las energías renovables antes referida en un plazo razonable.
Que no le suceda al país lo que puede pasarle a la capital de la república que podría enfrentar en corto tiempo un verdadero desabastecimiento de energía por falta de una política en materia de transición y seguridad energética para todos sus habitantes.