Es sabido por todos que Italia y los italianos son un emblema de muchas cosas; gastronomía, pintura, escultura, moda, ingeniería, etc. Parece que todo lo que tocan lo convierten en oro. No tienen café, pero que rico el café en Italia, y la cafetera italiana está en todas las encimeras de las cocinas españolas. No es casualidad, y es que Italia ha sabido y sabe venderse. Prueba de ello es que siguen exportando modas que se extienden como la pólvora. Hace un par de veranos en España nunca habíamos bebido aperol®, y ahora es la bebida de moda en todos los festivales. Son buenos en coger un producto y convertirlo en un fenómeno. Ya lo hicieron en su día con el Martini® y lo han hecho con el aceite y con el vino. Aunque en esto, lo ingleses también son buenísimos, nos han hecho amar los bocadillos de pan de molde insípidos.
En España estamos en el camino del aprendizaje, pero nos falta mucho aún. Nuestra actitud como país se asemeja más a la de los productores de vino de La Mancha, que son los mayores productores de vino de la península sin embargo están lejos de ser los más conocidos. Ya lo dice el refrán “unos tienen la fama y otros cardan la lana”. Lo bueno es que esto es reversible. Se ha de empezar por uno mismo, creer en tu proyecto, apostar por él, invertir en la marca y realizar una buena estrategia de comunicaciones , que permita aumentar el alcance de empezar por creérselo uno mismo y apostar por un proyecto, invirtiendo en la propiedad industrial y en una buena campaña de marketing, ampliando el alcance. De nada sirve que tu sepas que eres bueno si los demás no lo saben.
España ha sabido vender el turismo, los kilómetros de playa, los días de sol, la fiesta, la historia, “España, país de vacaciones”. Y ha sido esta fama la que ha salvado al país de caer en una recesión económica en los últimos dos años, en los que el consumo se ha parado en Europa, pero la gente ha seguido viajando. Sin embargo, tenemos muchos frentes en los que no hemos sabido posicionarnos. Tenemos más de 100 denominaciones de origen (DO) de vino, unas 20 DO de queso, somos el mayor productor mundial de aceite de oliva, y sin embargo, la fama la están disfrutando otros.
Aún sí, me gustaría hacer aquí mención de un proyecto que se impulsó en el 2012, para crear la marca España, y así intentar desvincular el país de los tópicos que le acechan. La iniciativa es muy positiva, el problema aquí es que el orgullo como nación se relaciona con el nacionalismo que acabó en dictadura en el 1939 debido en parte a la gestión que se ha realizado de la memoria histórica. Por lo tanto, hablar de la marca España sigue poniendo la piel de gallina. Quizás sería más sensato dejar que los productos, los servicios, la calidad, hablaran por si solos, ya que inevitablemente serán relacionados con su origen si así se fomenta.
Dejando a un lado el tema social e histórico, este problema del que hablo, no es único de mi país, lo veo allí donde voy. Y esto mismo aplica a la vida personal, uno es lo que hace y aún más lo que dice hacer.
Teniendo en cuenta esto, mejorar parece sencillo, aunque no lo es tanto, por eso es bueno fijarse en lo que hacen a tu alrededor. Para mí un caso de éxito es Catalunya, especialmente Barcelona.
La ciudad condal como también se la conoce, es una de las ciudades más turísticas del mundo, gracias a la imagen que de sí misma se ha proyectado.
De igual forma, digo que Catalunya lo ha estado haciendo muy bien porque a nivel nacional, se asocia esta comunidad a calidad, progresismo y otras características fuera de los clichés asociados a la misma.
Reitero, la imagen de marca es muy importante, a nivel personal, región y de país.