La tramitología ha sido históricamente un elemento central en la administración pública de muchos países, y Colombia no es la excepción. Sin embargo, la tramitología excesiva se ha convertido en un obstáculo significativo para el desarrollo económico y social del país. Este fenómeno se refleja en los trámites administrativos, la regulación excesiva y la falta de eficiencia en la gestión gubernamental, lo que genera frustración entre los ciudadanos y las empresas.

La tramitología se refiere a la organización y el funcionamiento de las administraciones públicas mediante un conjunto de normas y procedimientos. En teoría, su objetivo es garantizar la transparencia, la equidad y la eficiencia en la gestión pública. No obstante, en la práctica, dichos trámites en Colombia se han visto caracterizados por la rigidez y la lentitud de los procesos, la corrupción en ciertos métodos, lo que ha dado lugar a una imagen negativa del servicio y del servidor público.

Colombia cuenta con un marco normativo extenso y complejo, donde la cantidad de leyes y regulaciones puede ser abrumadora, ineficiente y poco ágil; esto dificulta la comprensión de los procesos y genera una mayor carga administrativa tanto para ciudadanos como para empresas. Muchos empleados públicos carecen de la formación adecuada para realizar sus funciones de manera eficiente. Esto se traduce en errores, demoras y una atención al cliente deficiente y poco amable.

La corrupción, el favoritismo, amiguismo o las famosas “dádivas o mordidas cariñosas” que cobran algunos funcionarios administrativos por agilizar un trámite, han desmejorado la confianza en las instituciones y han impedido la implementación de reformas que busquen simplificar y modernizar los procesos.

Las empresas, tanto nacionales como extranjeras, se ven desmotivadas para invertir en un entorno donde los trámites (en algunos casos) son corruptos, largos y complicados, limitando el crecimiento económico, la confiazna y la creación de empleo. Estos complicados y engorrosos trámites excesivos, han llevado a muchas personas y empresas a operar en la informalidad, evitando el cumplimiento de normas fiscales y laborales debido a la carga administrativa que representa hacerlo de manera legal. La alarmante y abrumadora  desconfianza en las Instituciones y esa mal habida percepción de ineficiencia y corrupción, contribuyen a una falta de credibilidad en el gobierno por parte de la ciudadanía. Esto puede generar desinterés por participar en procesos y en el ejercicio de derechos ciudadanos.

Ahora bien, diversos sectores de la sociedad colombiana son significativamente afectados con toda la  tramitología excesiva, pero hay algunos grupos que suelen ser más vulnerables a esta problemática, las personas que buscan acceder a servicios públicos, licencias, ayudas gubernamentales o realizar trámites relacionados con la salud pueden enfrentar largas filas, pérdida de tiempo y complicaciones innecesarias; así mismo, los emprendedores y pequeñas empresas, ha sido un obstáculo significativo para la creación y operación de nuevos negocios. Los trámites complicados para obtener licencias y permisos desincentivan la inversión y la formalización de empresas.

Y…¿Qué decir de los  campesinos y poblaciones rurales? brutal, a menudo, estos grupos tienen menos acceso a la información, a las redes sociales, quedando en indefensión y desconocimiento, con menos o nulos recursos básicos, necesarios para navegar por la tramitología, lo que puede limitar su acceso a subsidios, financiamiento y programas de desarrollo. De igual manera, los migrantes y población desplazada, pueden encontrar dificultades adicionales debido a la complejidad de los trámites relacionados con su estatus migratorio, acceso a servicios sociales y derechos.

La tramitología excesiva no solo crea frustración y desconfianza en los ciudadanos y las instituciones, sino que también puede perpetuar la desigualdad al dificultar el acceso a recursos y oportunidades.

Pero…¿De qué manera se podrían simplificar procesos?

Es muy importante que la prioridad SIEMPRE sea el ciudadano, así mismo, revisar y simplificar los procedimientos administrativos, eliminando tramitología innecesaria y adoptando un enfoque centrado en la eficacia. La modernización del Estado mediante la digitalización total de los trámites, puede agilizar los procesos y facilitar el acceso a la información. Invertir fuertemente en la formación continua de los servidores públicos, eso  garantizaría una atención más eficiente y orientada al servicio óptimo en general.

Otro punto y no menos importante, es la implementación de mecanismos de control y auditoría eficaces, esto puede ayudar a reducir la corrupción y aumentar la confianza en las instituciones.

La tramitología excesiva en Colombia representa un desafío importante que afecta el desarrollo del país en múltiples dimensiones.

Es necesario que el gobierno y la sociedad civil, trabajen juntos para promover reformas que simplifiquen los procedimientos administrativos y hagan de la tramitología un proceso amigable y un instrumento al servicio de los ciudadanos, en lugar de una barrera que limite el progreso. Solo así se podrá construir un futuro más próspero y equitativo para todos los colombianos.

Entonces…¿Qué medidas podrían tomarse definitivamente para simplificar estos procesos sin sacrificar la transparencia y la legalidad?

Habrá que seguir con la lupa puesta..!

Emperatriz Giraldo S

Comunicadora y Periodista - [email protected]