Los problemas de Cali que más se mencionan recurrentemente son la seguridad, la corrupción, la movilidad, el irrespeto a los otros, el ruido, el trabajo, y la abstención en las elecciones, a los que hay que agregar el creciente caos urbano y arquitectónico, y la carencia de apropiada formación estética. Todos estos problemas se deben a la falta de una adecuada educación de la mayoría de sus habitantes y a la falta de un efectivo control urbano por parte de las Autoridades Municipales.

Sin embargo el problema de fondo es cómo hacer para que las Autoridades comprendan que sus dos prioridades de base deberían ser la educación de los ciudadanos y el control de la ciudad.

Se trata de una educación cívica que primero que todo lleve a todos los caleños al respeto por los otros en sus espacios urbano públicos, lo que sin duda contribuye a una mejor movilidad en la ciudad, a evitar el molesto ruido ajeno, a no abstenerse de votar en las elecciones, a denunciar la corrupción a todos los niveles, y a colaborar con la vigilancia de la ciudad es tanto el adecuado uso de sus edificaciones, como también que la construcción de las nuevas sea la permitida. Y además, dotarlos de la información pertinente para que  puedan colaborar más eficientemente con las Autoridades con la seguridad en la ciudad, y hacerlo a través de mejores redes de comunicación.

Y, como complemento, una pertinente educación sobre la geografía e historia de la ciudad, que ayude a desarrollar mucho más el disfrute por parte de todos los habitantes de Cali de sus  bienes patrimoniales construidos, de los envidiables paisajes naturales que la rodean, farallones, cordillera, cerros y lomas, sus siete ríos, su verde y amplio valle al lado, más la biodiversidad de toda la región. Y también una adecuada  ilustración visual para que los transeúntes puedan gozar mucho más de sus bellos y variados árboles con flores de diversos colores, que hay por todas partes en la ciudad al alcance de todos pero que poco se miran y gozan.

Educación cívica, geográfica e histórica, que en conjunto integran una verdadera e imprescindible educación urbana ya en el siglo XXI, pero que precisa de ser complementadas, al mismo tiempo, con un efectivo control por parte de las Autoridades Municipales de Cali; controlar lo más que se pueda la seguridad, la corrupción, incluyendo la propia, la movilidad, el irrespeto a los otros, el ruido ajeno y demás. A lo que hay que agregar el urgente control efectivo del desorden urbano y arquitectónico que aumenta por todas partes de la ciudad, dificultando de muy diversas maneras el poder desarrollar esa mejor educación urbana propuesta.

En conclusión, para poder lograr que las Autoridades Municipales comprendan que su prioridad debe ser la educación de los habitantes de Cali para convertirlos en ciudadanos responsables y verdaderos urbanitas que sepan gozar de su ciudad, y que el control de esta es su primera obligación, es ineludible controlarlas a dichas Autoridades, principiando por ver que sus conocimientos sobre las ciudades y sus ciudadanos sean los pertinentes. De ahí que sea necesario exhortar a los medios de comunicación, que ya lo hacen permanentemente, para que lo hagan de manera más ordenada y continua en cada caso: seguridad, corrupción, etc.

Benjamin Barney Caldas

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.