Todo buen ciudadano está en el deber de cultivar, fortalecer, vigilar el sistema democrático para poder cosechar excelentes representantes que produzcan frutos óptimos en el desempeño de sus funciones administrativas y se logre una gerencia pública exitosa.

Casi a diario estamos recogiendo pésimas cosecha administrativas, legislativas y electorales porque NO hemos sido juiciosos en la siembra y en el cultivo.

Y para escoger y seleccionar bien la semilla resulta valiosa la enseñanza del politólogo JUAN LINZ, en su libro: LA QUIEBRA DE LAS DEMOCRACIAS, donde presenta cuatro (4) señales de advertencia conductuales que nos permiten identificar la clase de políticos que tenemos al frente.

Cada una de esas señales las titula de la siguiente manera:

  1. Rechazo de las reglas democráticas, es aquella persona(s) que objetan las normas o poco entusiasmo tienen por ellas, o son muy proclives a la restricción de los derechos políticos básicos, son fáciles de comportamientos violentos para forzar al gobierno a cambiar actos administrativos, de manera frecuente atacan las instituciones estatales, las hacen ver como inoficiosas.
  1. Negación de la legitimidad de los adversarios políticos: desprecian a sus rivales los califican contrarios al orden constitucional casi considerándolos como delincuentes o integrantes de grupos por fuera de la ley.
  1. Tolerancia o fomento de la violencia: son afectos con hechos violentos, apoyan a bandas armadas, milicias, patrocinan o han realizado linchamientos, callan y/o apoyan los actos violentos de ocurrencia nacional e internacional.
  2. Predisposición a restringir las libertades civiles de la oposición como también censurar a los medios de comunicación. Son pocos afectos a la realización de manifestaciones, censuran a quienes expresan su pensamiento.

Sembrar exige tiempo, perseverancia, por ello desde esta tribuna académica invito a que nos apoyemos en la anterior clasificación que nos permite aprender a sembrar, cultivar, vigilar para que existan excelentes discípulos de la democracia en los diferentes niveles de la administración.

La ley de la siembra y la cosecha es una ley espiritual, por tal preguntémonos:

¿Qué estamos sembrando? 

¿Para quién estoy sembrando? 

¿Qué tipo de semillas estoy sembrando?

¿O toda la siembra de manera irresponsable se la dejamos al mejor postor $ y /o al menos indicado?

Jorge Enrique González Rojas