Esta forma de gobernanza que se propone implementar el gobierno relacionada con la necesidad de impulsar la denominada “economía popular” y el acercamiento con los ciudadanos de los barrios de la ciudad, constituye una nueva estrategia política electoral que ha sido considerada como una nueva forma de descentralización del ejercicio del poder estatal.
Dicha práctica no es nueva tratándose del gobierno del presidente Petro, quien la viene aplicando al igual que lo hizo el ex presidente Uribe bajo la forma de los denominados Consejos Comunitarios y que continuó realizando el expresidente Duque durante su gobierno, a través de los cuales la participación de los ciudadanos se convierte en una simple instancia de comunicación en medio de la cual los gobiernos se enteran de las necesidades de los ciudadanos, a los que les hacen toda clase de promesas que nunca se materializan o se ejecutan parcialmente.
Esta forma de gobernanza al menudeo es aprovechada por los gobiernos en cuanto se aproximan las elecciones y se considera necesario e indispensable garantizar la correlación de fuerzas políticas en favor de los detentadores del poder del Estado, casi siempre precedida de una gran campaña publicitaria en favor de las políticas del gobierno, cuyo peso específico predispone el ánimo y la voluntad de los ciudadanos, que por cierto no se atreven a realizar ningún análisis de su contenido y aplicación y con los cuales se construyen las mayorías-minorías que caracterizan este tipo de gobernanza al menudeo.
Entretanto se agudizan los problemas del pueblo colombiano sin que se adviertan las soluciones reales y objetivas que se requieren, ligadas a sus verdaderas necesidades e intereses comunes.
En fin de cuentas de lo que se trata es de crear la sensación de que lo que dispone el “gobierno del pueblo, por el pueblo y para beneficio del pueblo”, pero que no se practica, se asemeja cada vez más al “democraterismo” de los gobiernos populistas de derecha y de izquierda que hoy se autodenominan progresistas, encargados según se dice, de crear un nuevo modelo de sociedad que no sea capitalista ni socialista y con el cual se logre la conciliación entre las clases y la paz social, acordes con la aplicación de los principios políticos e ideológicos del régimen liberal, social y democrático del Estado de Derecho que existe en varios países del mundo capitalista globalizado. Entretanto para otros ideólogos pertenecientes a diferentes corrientes filosóficas y políticas es necesario realizar ciertos cambios y reivindicaciones, conjuntamente con la creación de una nueva mentalidad capaz de transformar al propio ser humano, su modo de vida, la estructura política y social; todo lo cual no deja de ser mas que una utopía al tiempo que la situación de hombres y mujeres y del conjunto de la sociedad solo es posible cambiarla en la medida en que se modifiquen de una parte las condiciones económico-materiales en que se vive y de la otra se intensifique la lucha política por la conquista del poder del Estado para desde ahí realizar las transformaciones encaminadas a construir una nueva realidad social, que no adopte como modelo para gobernar los instrumentos esenciales del régimen capitalista, con algunas modificaciones, producto de la lucha social de los trabajadores y del pueblo en general que no afectan su estructura económica, política y social ni tienen por objeto construir una sociedad distinta a la que se encuentra plasmada en los diferentes modelos de gobernanza de los Estados capitalistas.