En medio de los innumerables problemas por los que atraviesa la ciudad y sus habitantes, Cali necesita de verdaderos líderes y no simplemente de administradores o gerentes, que poco o nada han hecho en favor de una población sumida en la incertidumbre, la desconfianza y la violencia producto de la crisis extendida a todos los niveles de la vida económica, política, social, cultural, ambiental, etc.
La expansión urbanística que a su vez generó diversidad de problemas en movilidad, transporte e inseguridad, conjuntamente con la proliferación de invasiones en terrenos privados y públicos, hacen parte del descontrol total de la administración distrital, que rebasan las posibilidades de solución de los problemas que aquejan a los caleños que solo ven a sus alcaldes comprometidos exclusivamente con la realización y ejecución de un conjunto de planes y proyectos que no tienen un carácter prioritario.
La presión de propietarios, urbanizadores y contratistas sobre la administración distrital ha desbordado la posibilidad real de ordenar el territorio, al tiempo que a la administración parece no preocuparle la situación que se presenta por ejemplo, con la supervivencia de los siete ríos de la ciudad como la destrucción de sus fuentes hídricas, que en un futuro no muy lejano traerá como consecuencia el racionamiento y pérdida de la capacidad para abastecer el consumo de agua potable para la creciente población caleña.
Y que pasará en el inmediato futuro para evitar que EMCALI entre en un proceso de declive y pérdida de su capacidad operativa para garantizar de manera eficiente la prestación de los servicios públicos domiciliarios y de otra naturaleza?. Y en que quedará la propuesta de revivir la antigua EMSIRVA que se encargaría de la recolección de las basuras?. Y que sucederá con METROCALI sumida en una crisis estructural, financiera, técnica y operativa?. Así mismo cómo se evitará que los semáforos salgan del servicio cada vez que llueve en la ciudad, generándose con ello congestiones vehiculares que imposibilitan la movilidad en la ciudad?.
Estas y otras cuestiones relacionadas con la situación económica y social que viven los caleños tales como el desempleo, la informalidad y la inseguridad, no parecen ser prioritarias para los alcaldes que pasaron sus períodos como mandatarios creando slogans fantasiosos en torno a la denominada economía de los servicios y de la ciudad como capital de la cuenca del Pacífico, sin que hasta la fecha haya sido posible materializar a Cali como Distrito Especial, Industrial, Turístico, Deportico, Cultural y de servicios.
Las soluciones a los problemas de la ciudad no son simplemente de construcción de infraestructuras sino de gobernanza de los asuntos públicos y para ello no basta ser y actuar como un administrador de lo público, sino como un verdadero líder con una visión del presente y futuro de la ciudad dispuesto a defender el interés general de los caleños por encima del interés particular disfrazados de interés general, violándose de esta manera la Constitución y las leyes del Estado Social y democrático de Derecho instaurado en el país desde el 5 de julio de 1991.
Y de ahí que Cali necesite de nuevos líderes que inspiren confianza y credibilidad y además posean una visión de largo plazo, capaces de coordinar sus acciones con otros líderes regionales y nacionales y de ser motores del desarrollo económico, político y social y garantes de los derechos y libertades de los caleños, particularmente en lo que corresponde a su participación en aquellos asuntos de interés social, relacionados con la economía, la política, la cultura y el medio ambiente