SANTIAGO DE CALI: UN CAMPUS UNIVERSITARIO:
Imposible no continuar escribiendo sobre COP16, resulta extraordinario transmitirle a Uds. la emoción que tuvimos todas las personas que asistimos en la noche del miércoles 23 de octubre al escuchar, la extraordinaria disertación del biólogo ALVARO COGOLLO, invitado por el Instituto Von Humboldt, acompañado de tres músicos vallenatos, quien hizo un recuento minucioso de la cantidad de canciones vallenatas existentes que le cantan a la naturaleza, con su conocimiento de botánico y en lenguaje sencillo nos hizo ver no solo el valor folclórico del trabajo musical de autores como LEANDRO DIAZ, ALEJO DURAN, PACHO RADA, etc., explicó los diferentes instrumentos vallenatos: la guacharaca, la caja, también realizó un análisis – explicación del contenido de las letras y su relación con los pájaros, con los árboles, con los cultivos, con los ríos, con el cambio climático, que en esa época no se mencionaba, pero ellos si previeron su llegada como consecuencia del absurdo comportamiento de los humanos depredadores.
Acompañado de unas bellas fotos recalcó la importancia de especies como el guayacán, el cardón guajiro, el dividivi, el higuerón, el matarratón, la diversidad de aves, como el mochuelo, de ojos negros brillantinos.
De resaltar la mención que hizo de LEANDRO DIAZ, ciego de nacimiento que en sus canciones mencionaba a la naturaleza de su entorno regional, por ejemplo:
“Yo soy el cardón guajiro, que no lo marchita el sol y entre penas y dolor yo vivo con alegría yo me llamo Leandro Diaz amigo de sus amigos yo soy el cardón guajiro propio de la tierra mía.”
Además, cantó a los turpiales, la sonrisa de la sabana, al rio Magdalena, y por supuesto a su rio Tocaimo pensando en Matilde Lina, su gran inspiración.
Igualmente recalcó el vaticinio contenido en la canción “La Profecía”, escrita por Julio Oñate, que dice así:
“destruyeron de manera irresponsable los bosques de dividivi, tu barrera natural y tumbaron esos grandes carretales, allá arriba en la Guajira no ha quedado ni un guayacán. Y entonces sopla la brisa como un huracán dejando huellas de desolación…, allá arriba en el imperio de la arena un indio llora su pena mirando a Valledupar”
Sin duda esa conferencia llegó como un bálsamo ante la dura realidad que nos vaticina un presente – futuro muy grave a causa de nuestra insensatez destruyendo la selva y su bosque primario.
Dejó como idea que los maestros se valgan de la música, de la tecnología para motivar a los niños, a los jóvenes en todos los centros educativos para que se enamoren y respeten la naturaleza; es una ayuda pedagógica de gran valía en momentos críticos de la humanidad que tal vez no tenga una segunda oportunidad sobre la Tierra, como lo expresó García Márquez. También con la música vallenata podemos motivar un gran cambio y no continuar devastando la casa de todos.
De no olvidar lo vivido en estos memorables días de estudio, no podemos perder ese aire de academia que nos hace presagiar buena biodiversidad, gracias COP16.