La mayoría de las personas cuando ven planos suelen confundirlos inconscientemente con dibujos artísticos, por lo que sus opiniones al respecto suelen ser equivocas no apenas en lo que se refiere a tamaños y vínculos sino también a la expresión estética de lo que se esta proponiendo; y por eso es importante mostrar maquetas y no solamente planos. Confusión que es fatal cuando se esta enseñando/aprendiendo a proyectar arquitectura; confusión que es mucho más frecuente de lo que se piensa, especialmente cuando los que enseñan poco practican lo que enseñan, a menos de que se trate de analistas teóricos del proyecto en la arquitectura, y entonces si es muy útil. 

              El dibujo artístico es el trazado y delineado de cualquier figura, abstracta o que represente un objeto real, como una forma de expresión gráfica (Wikipedia) mientras que el plano es la representación esquemática, en dos dimensiones y a determinada escala, de los espacios y volúmenes de una edificación (DLE) por eso confundirlos inconscientemente al proyectarla es un error pues se proyecta es mediante planos, desde solo esquemas hasta planos acotados y con notas, los que no se deben ver como dibujos artísticos sino leer como planos. Confundirlos constituye una amenaza para la arquitectura: ver un plano como si fuera apenas un dibujo.

              En el dibujo artístico hay una base y una parte superior, un lado izquierdo y uno derecho, frente y profundidad; mientras que un plano solo representa espacios interiores y los volúmenes que estos generan, que a su vez conforman otros espacios ahora exteriores; y en todos, ya sean plantas, cortes, elevaciones, fachadas o axonometrías, hay o se infiere, dependiendo de cada caso, un adelante, centro y un atrás, un abajo, centro y un arriba, un lado izquierdo, centro y uno derecho; y todos se recorren en su lectura. Otra cosa, muy diferente, es representar con un dibujo una edificación, casi siempre su exterior o su espacio interior más importante.

              Dibujar arquitectura construida es útil para entenderla y aprender, pero no para proyectarla. Sí dibujando se aprende a dibujar, como afirmaba Germán Samper, dibujando edificaciones ejemplares se aprende sobre la mismas, pero es haciendo su levantamiento mediante planos cuando se las entiende de verdad; y es proyectando con planos y memorias, y no con dibujos “artísticos”, cuando se aprende a proyectar. Y de ahí la pertinencia de escribir primero qué es lo que se va a proyectar, en donde estará, qué funciones va a tener, cómo se va a construir, qué forma podría y debería tener entonces, y entonces que método de proyectación se debe emplear.

              En últimas, se trata de no confundir la arquitectura con su representación, igual que no se debe confundir la caligrafía con lo escrito, la que solo debe facilitar su lectura y no distraerla. Por supuesto todo lo anterior es fundamental para los profesionales, maestros y estudiantes de la arquitectura, pero igual lo debería ser para los funcionarios públicos relacionados con las ciudades en tanto su urbanismo y arquitectura, y para los compradores de viviendas en planos permitiéndoles saber qu´r es lo que están adquiriendo, y para los cuales serían de gran ayuda los recorridos virtuales por los proyectos, los que ya son posibles pero cuyo uso, extrañamente, no se ha generalizado.

Benjamin Barney Caldas

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.