Solo es conversar con los tenderos, en las galerías, en las estaciones de servicio en las peluquerías, en los graneros, en los almacenes de ropa, de artículos varios, en ventas de electrodomésticos y computadores, con los profesionales que venden sus servicios por honorarios, etc., y a todo mundo le han bajado las ventas y todo mundo está asustado por lo que está pasando. Llevamos prácticamente dos años del gobierno de Gustavo Petro y en nuestra columna habitual de Caliescribe, hemos descrito la permanente desaceleración que ha sufrido la economía, después de las grandes amenazas de la Reforma Tributaria, de no explorar petróleo, de no explorar más gas, de acabar la minería, etc. Y allí hemos visto lo más delicado, que el desempleo y la informalidad siguen siendo muy preocupantes para el país, porque no hay ninguna muestra de reactivación de los ingresos de las unidades familiares.
Y hay que reconocer en el análisis serio, que la economía colombiana no va ni para adelante ni para atrás, e interpretando el sentimiento de los empresarios, microempresarios y vendedores ambulantes, todos observan que nuestra economía no está siendo positiva, su crecimiento es muy pequeño o no existe; y como lo hemos dicho aquí no es recesión, es una desaceleración.
Y estamos cayendo en un síndrome de memoria colectiva de los ciudadanos, de crítica sostenida sobre el estado de empeoramiento o mejoramiento del país, y hemos observado en muchas encuestas, como Invamer Gallup, que el país para la gente ha desmejorado.
No hay reportes de crecimiento de inversión extranjera, de inversión nacional, y esto nos parece lo más delicado, porque podría llegar en el 2025 una recesión y allí al final del gobierno, la situación es delicada.
El clima político no es el adecuado, menos aun cuando se ha oficializado después de amagar durante seis meses, el interés del gobierno de una Reforma Constitucional, y esto seguirá afectando los ingresos de la DIAN, luego no se podrán cumplir las políticas fiscales y esto entra a redundar en la política económica del gobierno, etc.
La educación en dos años no llegó donde debe ser, menos la vivienda, no hay expectativas de mejoramiento ni de lo uno ni de lo otro y eso es lo preocupante; con la amenaza de que la salud no estaba en cuidados intensivos y ahora sí lo está, no sabemos a dónde vamos a llegar.
Todo lo anterior se está reflejando en el consumo, la gente deja de comprar carne, deja de comprar artículos no suntuarios, coger menos el transporte, andar menos en el carro por el altísimo costo de la gasolina, etc. y llega el momento en que el consumo se desploma por incapacidad de la gente de originar mayor gasto.
Nosotros hemos sostenido en nuestra columna habitual, la importancia de crecer la economía para que haya justicia social, pero si no hay crecimiento el Presidente Petro no puede cumplir con sus iniciativas sociales, como lo vimos el año pasado, y se observa este año, no hay manera de crecer el desarrollo social, ante las dificultades económicas.
Entramos en campaña política a finales de este año, de candidatos al Congreso y candidatos a la Presidencia de la República, y esto afecta indudablemente el rumbo de la economía y en consecuencia de la inversión social. El mensaje al Presidente, que hable con el sector empresarial, microempresarial, informal, etc, genere confianza, para que la crisis no haga crisis.