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Por Moises Banguera Pinillo
Cuando se pierde una batalla, un partido, una contienda electoral, una carrera, un curso se muestra arrepentimiento, humildad, auto examen y eso genera unas consecuencias. Pero cuando el sujeto activo de esa acción se cree dueño del mundo, manipulador de la opinión o es bruto e incorrecto políticamente hace lo que está haciendo el bellaco de Juan Manuel Santos, dizque presidente de nuestro país.
Un embaucador (Santos) que se gasto la gran bonanza petrolera en mermelada, publicidad y en comprar su reelección presidencial. Paro, detuvo y desacelero el crecimiento económico, destruyo la industria, redujo la frontera agrícola, multiplico por tres la inflación el impuesto más regresivo para los pobres, volvió negativa la balanza comercial y la balanza de pagos, inflo la deuda pública, amplio enormemente el déficit fiscal, pulverizo la confianza inversionista y desvalorizo la palabra presidencial por el costalado de mentiras empezando por la firma en mármol que no subiría los impuestos.
Con toda esta demostración de un nefasto y perverso presidente, se cree con la suficiente autoridad moral para robarse el tiempo de los colombianos y meterse en sus televisores en horario triple AAA a decir bobadas y deslegitimar la voz de la democracia. Por cierto, ¿quiénes son los asesores de este señor que no se atreven a decirle que cada segundo que muestra su cara en televisión sube un punto su impopularidad?. Se llena de auto estima porque algunos lambones, áulicos y corruptos vividores del estado se le acercan, o porque le entregaron un cuestionado nobel de paz, nobel que por su puesto hoy esta más devaluado que la moneda venezolana desde que se lo entregaron a los blandengues de Obama y Santos.
Estoy convencido que Santos hará lo imposible para satisfacer su ego y cumplirle el compromiso a las farc haciéndole conejo a la democracia, el está ciego y confunde el valor aritmético de la mayoría. El es capaz de mandar al carajo a los cientos de tenderos cobrándoles un impuesto anti técnico, que indudablemente golpeará el mínimo vital de los tenderos y sus familias. Desprecia tanto a los pobres, a los estudiantes, a los campesinos a los habitantes de la calle que le quiere subir el impuesto a las gaseosas. Parece que olvida que un gran % de los colombianos aun estamos vivos por el pica pulmón (pan con gaseosa). Odia y atropella a la clase trabajadora y a la clase media, cada reforma tributaria que borra de su mármol le clava mas retenciones sobre sus ingresos y salarios. ¡Quisiera ver al señor Santos cobrándole un impuestos al señor Sarmiento Angulo o al grupo antioqueño teniendo como base el ingreso bruto de las ventas de sus negocios!.
Con un golpe tan certero y estruendoso como el triunfo del NO en el plebiscito, si el señor santos tuviera vergüenza y sintiera dolor de patria hubiese tenido la valentía de renunciar o fusilar (fusible) a su gabinete, pero no, hoy se cree mas presidente que nunca. Extraño!, verdad que vivimos en el país de las maravillas, ojala fuera el país de Alicia, me ahorraría tanto desgaste cerebral y visual pensando y viendo a un gobernante déspota, manipulador y abusivo.
Pero si Santos es todo y nada, los medios y los opinadores de este país son una vergüenza. Qué tristeza, cuando escuchamos o leemos sus opiniones o reflexiones sobre las posibles salidas a los acuerdos de la Habana, con muy pocas excepciones concluyen que las farc tienen el sartén por el mango y que son ellos que finalmente dirán qué se modifica o que no de los acuerdos, se olvidan que ellos perdieron en las urnas, que no tienen representación del pueblo y que aun no hacen parte de la legalidad. A veces dudo de lo que nos enseño Pitágoras, porque parece ser que 5.800 ilegales son más que 50 millones de colombianos.
Que pronto pasen los días, que la luna, el sol, noche y día aceleren sus recorridos. Que el tiempo se estacione para que no se deteriore mas el país, ojala el 7 de agosto de 2018 lo acercaran por decreto.
Que voto tan botado a la basura el que di por el gran nobel, pero paso la horrible noche y sueño viendo en el palacio de Nariño a un presidente joven, carismático, empoderado del país, sencillo, con pantalones, que gobierne de cara al pueblo, que no haga parte de la rancia aristocracia bogotana. Adelante IVAN DUQUE MARQUES, llego la hora de la juventud y del gobierno de las regiones, del pueblo y de la honestidad. Ya no mas juego de cartas ni mermeladas, ya no mas faraones flojos y con sueños equivocados, ya no mas gobierno del rey con carta de trébol, Colombia se merece un AS de diamante en el solio de Bolívar.